Dead for christmas {Cap.12}
Ese día para Dianne, había
transcurrido demasiado lento ya que la rubia estaba bastante emocionada, al día
siguiente era su cumpleaños y eso la hacía sentirse nuevamente como una niña.
Tanto su madre como su hermano
trataban de ignorar las constantes miradas de la chica para ver el reloj
mientras conversaban. Después de cenar como cada noche se reunían para comentar
los pormenores de la jornada pero esa noche otras cosas ocupaban la mente de la
ojiverde.
A la medianoche exactamente, el timbre
de la puerta zumbó extrañando tanto a la pelirroja como a sus dos hijos, al
abrir con cautela la puerta del frente se encontró con una larga caja envuelta
para regalo con un gran moño al centro y una tarjeta con el nombre de Dianne.
La cazadora se giró hacia su hija con el paquete en las manos cuando escuchó una voz detrás de ella soltándolo en ese momento.
—Buenas noches Susan, el regalo es
para Dianne…por su cumpleaños mi nombre es Eric Northman— saludó educadamente
Eric deteniendo la caída del regalo.
Instintivamente la cazadora se puso en
guardia al percatarse de que el alto nórdico era el vampiro que meses atrás
había secuestrado a su hija. Al percatarse de la actitud defensiva que había
tomado su madre, la joven se colocó entre el rubio y su madre para evitar un enfrentamiento
entre ambos.
—Mamá tranquila, Eric no viene a
hacernos daño, él no consume sangre humana y es mi amigo — dijo tratando de
evitar que su madre atacará al milenario ser. — Asumo que esto es para mí de tu
parte, no debiste molestarte además ¿cómo supiste que es mi cumpleaños? Por
favor mamá ¿podrías invitarlo a pasar?— preguntó mientras lo guiaba a la sala
después de que su madre consintiera que entrara y seguida de cerca por su
hermano que no se le separaba.
— ¿Así qué éste es el fulano con aires
de grandeza que te llama? Hermanita deberías escoger mejor tus amistades, no me
pongas esa mirada como si quisieras que cayera muerto en este instante,
mientras este patán esté aquí no me pienso separar de ti además ¿Cómo se te
ocurre invitar a un vampiro a entrar, estás loca?— aclaró el pelinegro
tomándola del brazo sin despegar la mirada del alto vampiro.
— ¿Qué acaso no se te pasó ya tu hora
de dormir niñito, por qué no eres un buen pequeño y te vas a la cama? Estoy
seguro de que mami te va a ir a arropar en un momento — le dijo burlonamente el
rubio.
— ¡Basta los dos! Tom si tu hermana
confía en él lo suficiente para invitarlo a entrar para mi está bien, confío en
su juicio y tú deberías hacer lo mismo y ser más educado —dijo a su hijo
frunciendo el ceño pero cuando de reojo vio la sonrisa del nórdico se dirigió a
él — Y respecto a usted señor Northman
le suplicaría que mientras esté en mi casa sea un poco más cordial incluyendo
su trato hacia mi hijo, no crea que he olvidado quién es usted por lo que no
olvide que puedo revocar la invitación además para usted soy la señora Holls.
La sonrisa desapareció del rostro de
Eric que de inmediato se disculpó con la mujer pero sin dejar de mirar
hostilmente al muchacho pelinegro que había soltado a la rubia.
Susan le dijo a su hija que iba a
estar en la cocina y se marchó acompañada no de muy buena gana por su hijo
quién no se sentía muy cómodo dejando a su hermana en compañía de un
chupasangre.
Dianne ya les había comentado su
aventura y como Eric la había cuidado y protegido en contra de otros vampiros
en esa ocasión pero a pesar de lo que había dicho momentos antes la madre, no
confiaba por completo en ninguno de esos seres.
Algo en el vikingo la inquietaba tal
vez la familiaridad con que se había dirigido a ella, decidió confiar en los
instintos de su hija pero sin dejar de estar alerta ya que de antemano sabía
que un vampiro cerca de su familia solo podía traer problemas.
—Eric vas a tener que disculpar a mi
hermano es un poco sobreprotector con respecto a mamá y a mí, gracias por el
regalo de verdad pero no me has dicho como supiste que era mi cumpleaños — dijo
la apenada chica mientras se paraba de puntas para darle un beso en la mejilla.
—Tengo mis fuentes para enterarme de
lo que me interesa y tú estás dentro de eso —dijo guiñándole el ojo. — Además
no tienes nada que agradecer para mí es un placer y fue el pretexto para venir
a verte, vamos ábrelo y dime si es de tu agrado —. Sonriéndole divertido
mientras veía como se ruborizaba ella.
Dianne depositó la caja sobre la mesa
de centro y con cuidado tiró del lazo marrón, levantó la tapa y envuelto en papel satinado había un hermoso
vestido de gasa azul y gris, la rubia asombrada cubrió su boca con la mano.
—Dios, Eric es hermoso de verdad no
debiste, gracias otra vez me encanta —dijo dándole un abrazo. — No necesitas
ningún pretexto para verme somos amigos ¿no?
—Me complace que sea de tu agrado
Dianne pero me gustaría ser más que un amigo para ti, sabes que me gustas —
sonriéndole seductoramente.
Cuando el alto rubio se inclinó para
besarla ella instintivamente dio un paso atrás y puso su mano en el enorme
pecho para detenerlo.
—Lo…lo siento Eric pero no puedo, yo…—
balbuceó apenada la joven.
—No lo sientas pequeña, sé lo de tu
prometido y él que debe disculparse soy yo, mi comportamiento fue inapropiado
creo que mejor me voy antes de que tu hermanito haga una zanja en el piso de la
cocina puedo escucharlo desde aquí, nos vemos y espero pases un muy feliz
cumpleaños — dijo mientras con su pulgar acariciaba la mejilla de ella.
La chica asintió sonriéndole y lo
acompañó a la puerta, después de subir a su deportivo el vampiro nuevamente le
sonrió y emprendió su regreso a Shreveport, Louisiana.
Cuando escucharon la puerta de la
entrada cerrarse ambos Holls salieron de
la cocina después de felicitarla todos se retiraron a descansar.
Esa mañana Susan se levantó temprano
para comenzar con su rutina diaria, ducharse y bajar para prepararles el
desayuno y mientras su hija se marchaba a la universidad Tom y ella se
encargarían del restaurante, iba a ser un día ajetreado ya que por la noche
iban a ir los Winchester y Annabeth a cenar para celebrar el cumpleaños de su
hija.
La velada transcurrió entre bromas y
risas, la pelirroja con ayuda de su hijo elaboró los platillos preferidos de la
joven al igual que el clásico pastel de cumpleaños.
Dianne abrió los regalos de su familia
y amigos, había de todo desde unos patines de ruedas, libros, ropa, discos
compactos hasta dulces, un iPod nuevo, su perfume favorito y un regalo por
demás inusitado por parte de Dean Winchester: un pequeño carrusel.
—Dale cuerda y veras, Sammy podrías
bajar las luces por favor— dijo el rubio mirándola fijamente.
Cuando la joven giró la llave el lugar
se iluminó, mientras el carrusel giraba iban apareciendo proyectadas
fotografías de la chica en diferentes etapas de su vida con los Winchester,
Bobby, Annabeth, Susan, Tommy, Michael pero sobre todo con James.
Todos estaban asombrados ya que jamás
se imaginaron algo así por parte del sarcástico chico rubio; Dianne lo miro con
lágrimas en los ojos.
—Dean no sé qué decir… es asombroso
gracias pero ¿Cómo conseguiste las fotos? — sin pensarlo dos veces abrazó al
muchacho.
—Con Susan la mayoría y otras las
tenía papá, lo hice con ayuda de Bobby—dijo el ruborizado chico — Este…Susan
¿hay más pastel? —preguntó tratando de desviar la atención, se sentía bastante
incómodo con todas las miradas fijas en él.
Ambos padres se miraron de reojo y
sonrieron, John viendo la embarazosa situación en la que se encontraba su
muchacho decidió ayudarlo desviando la atención.
—Fierecilla olvidé un paquete que
traje para tu mamá en el asiento de mi camioneta ¿me lo podrías traer por
favor? — le pidió el cazador arrojándole las llaves que la chica atrapó de
inmediato.
Cualquier otro día la joven rubia
hubiera protestado pero en ese momento estaba feliz y accedió sonriendo.
En cuanto abrió la puerta del vehículo
su sorpresa fue enorme, sentado en el asiento estaba un hermoso Golden
Retriever color caramelo con dorado con un gorrito y con una tarjeta que decía
“Feliz Cumpleaños Fierecilla”
La joven abrazó emocionada al perro,
lo bajó del auto y lo dejó en el jardín, entró corriendo a la casa y
prácticamente se arrojó a los brazos del sonriente cazador para sorpresa de
todos.
—Gracias, gracias, gracias eres el
mejor John — decía mientras le besaba ambas mejillas y le echaba los brazos al
cuello.
El hombre reía divertido por el
entusiasmo de la joven rubia.
—Puedo suponer que esto es por el
regalo de John ¿y bien donde está? —preguntó intrigada la cazadora.
La rubia se volvió hacia su madre y
sonriéndole tímidamente puso su mirada de cachorro abandonado.
—Mamita ¿verdad que puedo quedarme el
regalo que me dio John? Por favor, por favor di que si — preguntó de forma
bastante infantil provocando la risa de todos.
Susan volteó los ojos ante las
payasadas de su hija y asintió sonriendo pero cuando su hija abrió la puerta su
sonrisa se desvaneció al ver entrar al emocionado cachorro que pronto se vio
rodeado de los muchachos.
—John Winchester esto es traición,
recuerda que pronto será el cumpleaños de Dean o el de Sammy, la venganza es
dulce — le susurró la mujer al oído.
—Oh vamos Sue no seas así, el cachorro
tiene 6 meses y te juro que está educado y vacunado además ve lo feliz que está
la Fierecilla y con todo lo que le ha pasado éste año se lo merece ¿no vas a
ser capaz de separar a una niña de su perro verdad? — comentó el pelinegro
sonando bastante dramático.
—Eso fue un golpe bajo Winchester,
chantajista — respondió ella dándole un juguetón golpe en el brazo.
Ambos padres veían como los chicos
jugaban con el animal en el jardín y decidieron irse a platicar ellos a la
sala.
Susan observó que su amigo se quedaba
pensativo y lo cuestionó respecto a su estado.
—Sue quiero pedirte un favor, necesito
irme por unos días pero no quiero que Sam y Dean sospechen nada, les voy a
decir que voy a recoger unas refacciones pero la verdad es que voy a ver a Adam
para contarle sobre los chicos, creo que es hora que se conozcan y lo voy a
traer para que pase navidad con nosotros ¿Puedes ayudarme con eso? — le pidió
muy serio.
—Claro que puedes contar conmigo para
que cuide de ellos pero no sé John ya no son unos niños y creo que deberías
hablar con ellos antes de presentarte en navidad y dejar caer la bomba, ¿Qué
les vas a decir ese día? Sorpresa Santa Claus les trajo un hermanito, no quiero
pensar cómo van a reaccionar Sam y Dean y ni hablar de Jo— aconsejó ella.
—Sé lo que hago y cómo manejar a mis
hijos…perdón no quise sonar grosero pero solo te pido que los mantengas
ocupados Sue — le pidió el terco hombre tomándola de las manos.
La mujer se encogió de hombros, sabía
que no lograría hacerlo cambiar de opinión ya que nadie le decía a John
Winchester lo que tenía que hacer por lo que aceptó ayudarlo.
Unos días después el hombre se marchó
rumbo a Windom, Minnesota.
Natchez, Mississippi
Eric Northman entraba en la lujosa
mansión perteneciente a su creador: Frederic Berger.
Mientras estaba en Fangtasia esa noche
recibió un mensaje inesperado, su creador “solicitaba” su presencia de
inmediato y el vampiro sabía que era mejor no hacerlo esperar ya que de lo
contrario se enfrentaría a su cólera por lo que acudió sin retraso dejando el
bar a cargo de Pamela.
El milenario vampiro se encontraba en
el comedor acompañado por su pareja Geneviève Dubois al igual que por Charles y
Nora sus hijos vampíricos.
—Buenas noches ¿Me mandaste llamar
padre? — preguntó respetuosamente el nórdico inclinándose frente al milenario
ser.
—Ah Eric, me complace que hayas
acudido, llegas a tiempo para cenar con nosotros toma asiento en cuanto
terminemos pasamos al despacho para que hablemos sobre el asunto que te voy a
encomendar por cierto no escuché que saludaras apropiadamente a tu hermano o a
tu madre— dijo al ver que únicamente a Nora le daba un afectuoso beso en la
frente y tomaba asiento a su lado.
—Lo siento padre pero ya he cenado,
buenas noches Charles, Geneviève —respondió secamente.
Frederic golpeó la mesa con la palma
de su mano.
— ¡Esa no es la forma de dirigirte a
tu madre Eric, inténtalo nuevamente! —rugió el vampiro.
— ¡Ella no es mi madre! — levantó la
voz el rubio.
Charles sonreía complacido por el
enfrentamiento entre su padre y su hermano mayor, sabía que esa discusión no
iba a acabar bien para Eric Northman.
—Eric, Eric ¿Qué voy a hacer contigo?
Veo que tu actitud irrespetuosa y rebelde no ha cambiado con los años creo que
un tiempo en el cuarto de reflexión te hará recapacitar tu actitud, entrégale a
Marco tu chamarra al igual que tu camisa
—mirándolo como si se tratara de un adolescente rebelde.
Llamó a uno de sus guardias y ordenó
que escoltaran al alto vampiro y lo expusieran tres minutos a rayos
ultravioleta, Nora de inmediato intentó interceder pero la mirada de Frederic
la silenció.
—Vamos cariño no seas tan duro con el
muchacho creo que con un minuto es suficiente para que recapacite —dijo la
vampiresa rubia tomándolo de la mano y mirándolo dulcemente.
Nora apretó los dientes, aun un minuto
era demasiado ya que sabía el dolor que las quemaduras provocarían en su
hermano.
Tanto ella como Eric odiaban a la
pareja de Frederic ya que a pesar de su dulce e inocente apariencia era un ser
cruel y despiadado.
—Mi querida Gen a ti no puedo negarte
nada, está bien que sea solo un minuto — ordenó al guardia mientras le sonreía
a su hermosa pareja. — ¿Te das cuenta de que consientes mucho a mi hijos? — dijo
besándole la mano.
Eso era una de las cosas que enervaban
al vampiro nórdico, tanto Frederic como su odiosa pareja se referían a ellos
como si fueran niños.
Después de la exposición, Eric fue
llevado a su habitación y depositado sobre la cama ya que parte de su cuerpo
tenía quemaduras bastante serias, en cuanto Nora lo vio acudió a su lado con un
recipiente con agua fría y unos paños al igual que una bolsa con sangre que
prácticamente obligó a su hermano a beber.
Mientras colocaba los trozos de tela
empapados le contó de los planes que tenía su padre, le había ordenado a
Charles secuestrar a Susan Holls y llevarla a la mansión advirtiéndole que
debía entregarla sin daño alguno.
—Joder hermanita eso es como dejar a
un alcohólico en una destilería ¿sabes para que quiere Frederic a Susan?
Necesito salir de aquí, tengo que advertirles— dijo tratando de incorporarse
pero estaba demasiado débil para hacerlo, el no consumir sangre humana de
manera regular hacía que sanara más lentamente.
—Eric sabes que en tu estado no puedes
y ¿cómo piensas salir de ésta habitación? las puertas están forradas de plata,
no hay ventanas y hay dos guardias en la puerta, lo único que nos queda es
esperar además sabes que si lo haces el castigo puede ser mucho peor para ti y
puedes ocasionar la muerte de la mujer —
tratando de hacerlo entrar en razón.
El nórdico sabía que lo que su hermana
le decía era cierto, tendría que esperar para no exponer a la madre de Dianne
por lo que asintió y se recostó nuevamente mientras la castaña lo curaba.
Lawrence, Kansas
Esa tarde Sam y Dean discutían sobre
la partida de su padre, el rubio estaba intranquilo ya que había intentado
llamarle pero jamás contestaba, la llamada iba directo al buzón de voz.
Estaba seguro que algo pasaba y se lo
estaban ocultando, tenían que hablar con Susan al respecto ya que estaba seguro
que la mujer sabía algo.
No era la primera vez que su padre se
marchaba sin decirles nada pero ya habían pasado 6 días desde su partida y ni
una sola vez se había comunicado y ese pretexto de ir a buscar unas refacciones
le parecía inverosímil por lo que a pesar de lo que dijera su hermano tenía que
averiguar que sabía la mujer.
Susan se encontraba en la cocina con
Tom cuando entraron ambos hermanos, notó el semblante molesto del mayor.
— ¿Pasa algo Dean? Te siento molesto —
preguntó acercándose a él.
—Por supuesto que pasa algo Susan,
papá se marchó hace varios días y no tenemos noticias suyas, estoy seguro de
que tú sabes dónde está y necesito que nos lo digas, ¿qué es lo que nos estás
ocultando? — insistió acercándose cada vez más enojado a ella.
De inmediato Tom se interpuso entre el
joven cazador y su madre, al mismo tiempo Sam tomó del brazo a su hermano para
alejarlo, sabía que Dean jamás le haría daño a propósito pero en ese momento
estaba demasiados enojado y no pensaba con claridad.
La mujer tranquilizó con su sonrisa a
los dos altos muchachos y se dirigió al mayor de los tres.
—Mira Dean tranquilízate y vamos a la
sala a hablar, debes confiar en John, él tendrá sus razones para no haberse
comunicado aún pero estoy segura de que está bien si no ya lo hubiéramos
sabido, por qué no vas al cuarto de huéspedes, tomas un baño, duermes un poco
en lo que es hora de cenar, vas a ver que después te vas a sentir mejor — dijo
tomándolo de la mano y encaminándolo hacia las escaleras.
Trataba de tranquilizarlo pero solo
sirvió para aumentar la furia del rubio que bruscamente jaló su brazo.
— ¡Por favor Susan deja de tratarme
como si fuera un niño pequeño que está gruñón por no haber tomado su siesta,
soy un adulto y quiero respuestas ahora! — le gritó furioso.
—Modera tu tono conmigo Dean
Winchester, en efecto eres un adulto y espero te comportes como tal y dejes de
lado esa actitud de macho Alpha, no se te olvide con quién estás tratando y lo
menos que espero de ti es respeto ¿quedo claro?
— los ojos de la mujer llameaban de furia.
El joven se dio la vuelta y salió, la
mujer le indicó a Sammy que fuera con él para calmarlo, en ese estado el
iracundo cazador podía cometer alguna tontería.
Sam asintió y fue en pos de su hermano
mayor que se encontraba ya en el Impala pero al escuchar la voz de Sam se
detuvo solo para que el otro chico subiera al auto.
Le pidió que tratará de rastrear por
medio del GPS el celular de su padre, después de un momento el castaño le dijo
que estaba en Windom Minnesota, ambos chicos
fueron a su casa para recoger algo de dinero y ropa y se marcharon en
busca del patriarca Winchester.
Esa noche ya tarde el menor de los
chicos llamó por teléfono a Susan ya que sabía que la mujer estaría preocupada
pero en cuanto le dijo que ambos estaban bien y a donde se dirigían la voz de
la cazadora se tornó de preocupada a furiosa.
—Samuel estoy muy decepcionada, pon el
altavoz—el muchacho se encogió al escuchar su nombre en el tono enojado de la
mujer —Dean Winchester no puedo creer que tú y tu hermano estén haciendo esto,
te marchaste de mi casa como un adolescente en medio de un berrinche, su padre
llamó hace unos minutos y cuando le comenté que no sabía de ustedes y lo
sucedido por la tarde puedo asegurarles que no está nada contento con su
proceder, creía que ambos eran dos adultos juiciosos pero me doy cuenta de que
estaba equivocada, John quiere que le llamen de inmediato y ustedes y yo vamos
a tener una larga charla cuando regresen ¿Fui lo bastante clara? — la mujer se
alegraba de no tenerlos enfrente y tener tiempo para serenarse, estaba
demasiado enojada.
—Si señora— respondieron los dos de
inmediato.
Cuando colgaron ambos se quedaron
mirando, nunca habían escuchado a la pelirroja tan enojada y decidieron parar a comer
antes de ponerse en contacto con su padre.
Susan estaba concentrada en la
conversación que acababa de tener con los chicos Winchester y no se percató de
la presencia tras ella, para cuando se dio cuenta ya era muy tarde, el vampiro
se encontraba demasiado cerca.
—Vaya temperamento y yo que pensaba
que Frederic me había enviado a buscar a una dulce y sumisa ama de casa, bueno
volviendo a lo que me trajo puedes acompañarme voluntariamente o bueno
inconsciente, es tu decisión —dijo Charles sonriéndole malévolamente.
— ¿Quién eres y qué quieres? Y obvio
no pienso acompañarte a ninguna parte — respondió la cazadora poniéndose en
guardia.
La mujer pensó que debía actuar rápido
pero desgraciadamente el vampiro se le anticipo por lo que ella luchó con uñas
y dientes para defenderse pero de pronto sintió un golpe en la nuca y la
oscuridad la rodeo.
Para cuando despertó se encontraba en
una recámara lujosamente decorada pero sin ventanas en cuanto se incorporó dos
hombres armados entraron en la habitación acompañados de una elegante mujer de
cabello oscuro y ojos azules, en cuanto se acercó a ella supo que no era
humana.
Le dijo que su nombre era Darla y de
manera amable le pidió que la acompañara ya que su jefe le había ordenado que
en cuanto recuperara el sentido la llevara ante él, por más preguntas que la
cazadora le hizo la vampiresa no volvió a emitir sonido alguno.
La cazadora se podía dar cuenta de que
se encontraba en una casa bastante grande y lujosa solo tenía que averiguar
dónde y por qué la habían llevado ahí, de pronto otra cuestión inundo sus
pensamientos: sus hijos ¿estarían a salvo o habrían sido también llevados ahí?
Debía averiguarlo cuanto antes.
La habitación en la que entraron era
grande e iluminada parecía ser un despacho, al fondo una pareja conversaba
animadamente con el joven vampiro que la había secuestrado, cuando se
percataron de su presencia el vampiro mayor le sonrió.
Darla se acercó ante él y le susurró
algo al oído lo que provocó que el vampiro le sonriera y después la besara, le
pidió que llamara a su hijo mayor. Después de esto él se dirigió a la mujer
pelirroja sonriéndole.
—Bienvenida a mi hogar Susan Walker ¿o
debo decir Holls? — saludo el mayor de los seres.
— ¿Quién eres, por qué me has traído
aquí? — demandó la cazadora.
Le explicó quién era y le presentó a
su pareja y a su hijo menor al cual por supuesto ya conocía ella pero su
sorpresa fue mayor cuando vio entrar al alto vampiro nórdico amigo de su hija
vestido elegantemente de traje y corbata muy diferente a los vaqueros y chamarra
que vestía cuando se presentó en su casa días antes.
— ¡Tú! Sabía que era un error dejarte
entrar en mi casa ¡No vuelvas a acercarte a mí hija! — le gritó furiosa la
mujer acercándose lo suficiente para abofetearlo.
—Veo que ya conoces a mi hijo mayor
Eric, vamos Susan no lo tomes tan a pecho ya sabes cómo son los chicos, seguro
no fue con mala intención no espera…si seguro fue con mala intención— dijo
sonriendo sarcásticamente.
La cazadora miró al vikingo con odio,
se juró a si misma que en cuanto pudiera le haría pagar su mentira.
— ¿Eres el origen de toda ésta…maldad?
— preguntó Susan al vampiro original.
—No de toda, bueno después de 3,000
años si tengo parte del crédito pero no de toda no soy el único original tengo
3 hermanos que son como yo— explicó Frederic a la cazadora.
—Habla de una buena vez ¿para qué me
has traído aquí, qué has hecho con mis hijos? — demandó la mujer desafiante.
El original soltó una carcajada y
levantó la mano para impedir que Charles se acercara a la mujer.
—Valiente y directa, me gusta, tus
hijos no están aquí, supongo que deben de seguir dormidos en tu casa. Tanto tú
como ellos van a estar a salvo siempre que cooperen con lo que les voy a pedir
pero no me preguntes qué es ya lo sabrás todo a su tiempo mientras tanto eres
mi invitada disfruta tu estancia, ah por cierto mañana vamos a dar una fiesta,
en tu habitación vas a encontrar ropa adecuada— después de decir esto le ordenó
a los guardias que la llevarán de regreso a su cuarto.
—Si fuera tu invitada podría marcharme
cuando quisiera— replicó la pelirroja alejándose de los guardias.
—Y lo harás te lo prometo pero antes
vamos a hacer negocios pero eso será mañana, todo a su tiempo querida— aseguró
antes de con una seña indicarle a los guardias que se la llevaran.
Una vez en su habitación Susan pensaba
en la forma de escapar pero lo veía realmente difícil de lograr, la casa estaba
llena de guardias tanto vampíricos como humanos. Decidió seguirle el juego y
averiguar qué es lo que un vampiro original podía querer de su familia.
Mientras tanto en el salón Frederic
les explicaba sus planes.
—Eric voy a requerir que vayas por la
mañana y persuadas a los chicos Holls para que vengan a la fiesta ya Charles
les dejo la invitación, no te preocupes por la luz solar ya que te voy a dar un
dije que te va a permitir salir sin estallar en llamas, que Bill te acompañe —
le ordenó el milenario ser.
El rubio se negó, le rogó que no les
hiciera daño ya que la muchacha era su amiga además de que le interesaba pero
lo único que logró fue ser encadenado en el sótano como castigo a su
desobediencia.
Tres horas después los guardias le
retiraron las cadenas de plata y lo llevaron ante Frederic junto con Norma, le
dijo que si continuaba negándose no solo masacraría a los Holls además
torturaría y mataría tanto a Nora como a Pamela ante eso el alto vampiro no
tuvo más remedio que aceptar pero antes de que se marchara lo obligó a beber
sangre humana, misma que la propia Nora tuvo que recolectar de una mujer.
—Por cierto mi rebelde hijo, nosotros
no somos amigos de los humanos solo fingimos serlo entiende que ellos son
nuestra comida y no los animales que tu acostumbras espero que te quede claro,
una última cosa asegúrate de que traigan ropa adecuada para la fiesta— y con un
movimiento de su mano le indicó que se marchara.
Bill y Eric habían decidido pasar
antes al bar a advertir a Pamela para que se escondiera pero en cuanto salieron
de la oficina se percataron de que en el bar había otro vampiro sentado en la
silla del dueño, era uno de los seguidores de Frederic tenía órdenes de no
separarse de Fangtasia para evitar que Eric se llevara a su hija vampírica,
Eric solo la abrazó y se marchó en compañía del otro ser.
Dianne sintió que alguien sacudía su
hombro, al abrir los ojos vio que era su hermano.
—Tom todavía es temprano déjame dormir
— dijo dándose la vuelta hundiéndose más en los cálidos cobertores.
—Monstruo despierta, mamá no está ya
la busqué por toda la casa y su celular está en la cocina, por lo que vi no
durmió aquí, su cama está tendida y encontré esto sobre su almohada —
extendiéndole un sobre lacrado.
La joven se sentó alarmada, tomó el
sobre y lo abrió, era una invitación a un evento de una familia llamada Berger
lo cual le extraño ya que no recordaba que conocieran a nadie con ese nombre.
—Es extraño pero no quiere decir que
mamá haya desaparecido a lo mejor salió a correr y tendió su cama antes de irse
ya sabes cómo es en cuanto al orden, vamos a esperar antes de alarmarnos
Grandulón, seguro que en un rato regresa — comentó tratando de tranquilizarlo
pero a ella también le parecía demasiado raro.
Ambos muchachos se dirigieron a la
cocina para preparar café y algo para desayunar mientras esperaban a la
cazadora, una hora después escucharon que alguien llamaba a la puerta, al abrir
la joven se sorprendió de ver al vampiro allí a plena luz de día.
— ¿Eric qué haces aquí? Digo no es que
no me alegre de verte pero ahora no es un buen momento, mamá desapareció y…—
antes de que terminara el alto vampiro la interrumpió.
—Sé dónde está tu madre, mi creador la
tiene — le informó éste.
—Lo sabía, te dije que no debíamos
confiar en éste cabrón Dy, vamos a rescatarla y te juro que si tiene un solo rasguño yo mismo te mato — lo
amenazó el pelinegro.
Eric de inmediato se puso a la
defensiva mostrándole los colmillos amenazadoramente, Dianne intervino
poniéndose entre los dos y les pidió que se calmaran.
El rubio comenzó a relatarles lo
sucedido y como Frederic le había ordenado llevarlos a la residencia cuando la
joven le preguntó si sabía para que los necesitaba, éste negó con la cabeza
pero les dijo que debían apresurarse ya que la fiesta comenzaba a las 7 y
estaban a más de 9 horas de camino también les aconsejo que una vez allí
fingieran hacer lo que el original quería o la mataría sin dudarlo.
Ambos chicos corrieron a sus
habitaciones para cambiarse y recolectar la ropa para la dichosa fiesta, Dianne
busco el vestido que le había regalado Eric pero recordó que seguía en la caja. Empacó algunas armas también sabía que las necesitaría.
En cuanto salieron de la casa y la
rubia vio al otro vampiro se puso en guardia pero Eric le explicó que el
castaño vampiro le había jurado lealtad a él y estaba de acuerdo en ayudarles.
Una vez que llegaron a la mansión, Darla les indicó sus habitaciones indicándoles que regresarían por ellos cinco
minutos antes de las siete pero cuando le preguntaron por la cazadora solo les
dijo que estaba bien y la verían más tarde en la fiesta.
Más tarde cuando los condujeron al
salón se percataron que su madre estaba sentada entre dos vampiros uno era
mayor y supusieron era el líder y al otro Dianne lo reconoció de la reunión a
la que había acudido con Eric meses atrás, después de las presentaciones ambos
trataron de hablar con el original pero los invitados comenzaban a llegar,
tanto humanos como vampiros.
—Tranquilos niños esto es una fiesta,
diviértanse ya mañana hablaremos de negocios — les aconsejó el original que
tomó del brazo a su pareja y fue a recibir a sus invitados.
En cuanto se acercaron a su madre, dos
guardias les bloquearon el paso de inmediato Eric se acercó junto con Nora para
evitar cualquier altercado, les pidieron que tuvieran paciencia pero cuando
Dianne estaba por replicar a sus espaldas escuchó su nombre.
La chica lentamente se volvió y para
su sorpresa y desagrado de Tom vio dos rostros conocidos.
— ¿Bradley y Christopher Moore qué
hacen aquí? Pensé que vivían en Inglaterra — preguntó la rubia y para su
sorpresa ambos hombres saludaron también con familiaridad a Nora y a Eric.
—Dianne, Tom, hace más de 5 o 6 años
que no los veíamos ¿Te acuerdas que estaba estudiando medicina? Bueno pues ahora vivimos aquí en Mississippi y trabajo con Frederic en el hospital — respondió
el mayor.
Tanto el pelinegro como el rubio
recién llegado no se quitaban la vista de encima y se veían con coraje.
— ¿Se conocen? — preguntó extrañado el
alto vampiro.
Dianne le comentó que tanto la familia
de su padre como la de los Moore eran amigos desde hacía años de hecho Tom y
Bradley habían estudiado juntos en Eton.
—Por lo que veo no soy el único que no
le cae bien a tu hermano — bromeó Eric.
—Fue gracias a él que me salí de Eton,
hizo de mi vida allá un verdadero infierno — respondió secamente el pelinegro.
En ese momento una mujer se les acercó
para saludarlos, era la madre de los dos recién llegados y de inmediato les
preguntó por Susan, Nora vio la oportunidad perfecta para que la cazadora
pudiera alejarse un poco de los guardias para conversar con la mujer inglesa.
El vampiro original se acercó al grupo
comportándose como el perfecto anfitrión acompañado de una alta mujer de
cabello oscuro.
—Christopher me complace que hayan
podido acompañarnos veo que ya conoces a nuestros huéspedes ¿podrías venir un
momento? Necesito comentar unos casos contigo, Eric tu madre necesita que la
ayudes a recibir a nuestros invitados y ustedes chicos deberían divertirse ¿por
qué no van a bailar? —comentó sonriéndoles.
El nórdico se disculpó secamente y se
marchó en pos de la pareja de su creador dejando a los Holls con Nora y el
muchacho inglés quién no perdió oportunidad y tomando a la rubia de la mano la
llevó a la pista de baile, Tom iba a seguirlos pero Nora se lo impidió le dijo
que era mejor no hacer una escena si no quería poner en riesgo a su familia y a
los demás humanos.
Cuando Bradley cuestionó a la rubia su
presencia ahí la joven se limitó a decirle que era amiga de Eric, le
incomodaban tanto sus preguntas como el hecho de estar bailando en sus brazos,
sin contar que sentía las furiosas miradas de Eric y de su hermano por lo que
rogaba por que la pieza terminara cuanto antes.
Le dijo que se sentía un poco cansada
por el largo trayecto desde Lawrence y que prefería tomar un poco de aire
fresco por lo que ambos salieron a caminar por la entrada, los guardias tenían
órdenes de no perder de vista a la joven rubia pero sin acercarse demasiado
para no levantar sospechas con el resto de los invitados.
— ¿Los conocen hace mucho tiempo? — le
preguntó Dianne refiriéndose a los vampiros.
—No mucho mas o menos como 4 años,
Christopher conoció a Frederic en el hospital, estaba saliendo de cirugía y fue
a buscar a la familia de su paciente y los únicos que estaban en la sala de
espera eran Frederic y su asistente Darla por lo que pensó que eran ellos,
cuando se enteró quién era, Christopher estaba muy apenado pero a partir de ahí
Frederic parece que tomó a mi hermano mayor como su protegido, después mamá se
hizo amiga de ellos y yo tomo clases de pintura con Geneviève, ella es muy
talentosa y me ha enseñado bastante de hecho hay un cuadro mío aquí en la casa
ven para que te lo muestre — dijo mientras entraban nuevamente en la casona.
La guio a una biblioteca donde al
fondo había un enorme y hermoso paisaje, la joven no podía entender como un tipo
egocéntrico como Bradley Moore podía pintar algo tan hermoso.
—No soy el mismo muchacho inmaduro y
consentido que recuerdas Dianne, he cambiado — le dijo adivinando sus
pensamientos — y tú ¿cómo has estado, sigues saliendo con el tipo aquel con el
que fuiste al baile de disfraces en casa de tus abuelos? — preguntó curioso al
ver que no estaba en la fiesta.
—No, Michael murió hace unos meses,
nos íbamos a casar este verano, podemos hablar de otra cosa por favor—
respondió ella incómoda.
—Lo siento no quise importunarte ¿Cómo
han estado? Es una pregunta tonta por qué por lo que veo amor tú estás más
hermosa que nunca— dijo él con su marcado acento británico. —Discúlpame olvidé
lo mucho que te molesta que te diga así ¿crees que será posible que salgamos alguna
vez? Por supuesto solo como amigos —aclaró rápidamente al ver la mirada molesta
de la joven.
En ese momento entró a la biblioteca
Eric.
—Creo que ya acaparaste bastante
tiempo a mi pareja Moore ¿Por qué no te vas a jugar a otra parte, por qué no
buscas a Charles? Estoy seguro que juntos se van a divertir — era notorio que
el muchacho inglés no le simpatizaba.
El vampiro pasó posesivamente un brazo
sobre los hombros de la cazadora rubia atrayéndola hacia él y ella entendiendo
el mensaje le sonrió agradecida, el inglés salió furioso estaba por responderle
que se podía ir al infierno pero se contuvo cuando vio que su hermano y su
madre se dirigían hacia ellos en compañía de los “padres” del alto vikingo.
En cuanto Dianne vio a los otros
vampiros se tensó de inmediato, alegando que se sentía cansada por el viaje se
despidió y se marchó a su habitación escoltada por su amigo.
Antes de salir del salón vio que
tampoco estaban ahí ni su madre ni su hermano, estaba por preguntarle a Eric
pero un gesto suyo le indicó que callara más tarde hablarían.
Esa noche Dianne no pudo dormir bien,
se preguntaba qué era lo que el original querría de ellos y por qué no los
habrían secuestrado al mismo tiempo pero estaba segura de que pronto lo
averiguarían.
Al día siguiente llevaron a los Holls
al comedor donde ya estaban sentados a la mesa los vampiros, no se les permitió
sentarse juntos, Susan estaba a la derecha de Frederic, Tom se sentó entre
Charles y Geneviève y Dianne entre Nora y Eric, para su sorpresa la comida que
trajeron era normal, los chicos miraban a los vampiros consumir los alimentos
extrañados, ninguno de los tres humanos podía pasar bocado.
Una vez que terminaron, el original se
dirigió a Dianne.
—Se preguntarán para que los hice
venir, bueno se trata de los siguiente, requiero de un pequeño favor por parte
de ustedes bueno realmente a la que necesito realmente es a ti Dianne, en la
cripta de tus abuelos hay una daga, quiero que me la traigas — explicó
tranquilamente.
La chica rubia vio primero sorpresa y
luego temor en los ojos de su madre y supuso que no quería que entregara dicho
artefacto.
— ¿Por qué no mandas a alguno de tus
perros a buscarla, por qué tengo que ser yo? ¿Qué pasa si me niego? — preguntó
desafiante la joven.
—La daga está protegida por un hechizo
y solo las mujeres de tu familia la pueden sacar de la cripta o de un lugar
sagrado, respecto a qué pasaría si te niegas digamos puedo matar a tu madre y
hermano o tal vez convertirlos, eso sería bueno ¿no te gustaría Eric, tener por
toda la eternidad a Dianne? Seríamos como una gran familia — respondió Frederic
dándole a Susan una malévola sonrisa que le heló la sangre.
El original le había advertido a Susan
que no intentara comunicarse de ninguna manera con su hijos o los mataría en el
instante dándole un claro ejemplo de lo que les sucedería ya que había mandado
traer a un humano al que le arrancó el corazón frente a ella el día anterior,
por lo que la cazadora no emitió palabra alguna cosa que les extrañaba tanto a
Tom como a Dianne, su madre no hablaba pero tampoco luchaba de forma alguna
solo los miraba y actuaba totalmente sumisa a todo lo que el vampiro quería, al
parecer la tenía hipnotizada pensó la chica rubia.
—No te preocupes mami no está hipnotizada,
antes de que lo digas si, puedo saber lo que piensas por lo que te aconsejo que
no intentes nada por qué ten por seguro antes de que lo hagas lo voy a saber y
no creo que quieras que le pase nada a tu querido Tom, tienes 3 días para
traérmela, yo personalmente voy a cuidar de ellos, mami y Tommy van a estar a
salvo mientras ninguno de los tres intenté algo estúpido — prosiguió el
despiadado ser.
Frederic ordenó a Eric acompañar a la
joven cazadora escoltados por Bill, estaba seguro de que el castaño seguía
siéndole fiel, nunca se imaginaría que ya había cambiado su fidelidad hacia su
hijo mayor.
Pero antes de que se marcharán le
recordó a su querido hijo que pasaría si lo defraudaba también le advirtió a
Dianne que no se demorara ya que la paciencia no era una de sus cualidades.
De regresó Dianne les preguntó si
alguno sabía para que servía la daga y por qué la ansiaba el original, ambos
vampiros se miraron por el espejo retrovisor del automóvil, se preguntaban si
era conveniente decirle la verdad ya que era obvio que no conocía la realidad
de las mujeres en su familia.
El castaño le preguntó a la joven si
estaba enterada de que los vampiros jóvenes podían volver a ser humanos, Dianne
asintió recordaba que en uno de los libros de Bobby había leído que se hacía
una pócima con la sangre del creador más algunas hierbas que el joven vampiro
debía tragar con eso podía volver a ser humano siempre y cuando en 24 horas no
bebiera sangre de ningún tipo.
—Es correcto pero ésta pócima solo
funciona en vampiros jóvenes o sea no pueden tener más de 20 años de
engendrados pero para un vampiro de mayor edad o un original se cree que solo
con la daga, es la única forma de volver a ser humano y Frederic no quiere que
eso suceda jamás por eso quiere destruirla para él es una amenaza — explico el
vampiro más joven.
El vampiro rubio comenzó a narrarle la
leyenda cuando Dianne le preguntó de dónde provenía la daga y por qué podía
regresar un vampiro a ser humano.
La daga de la purificación es una
reliquia de casi 2,000 años que se dice elimina el mal de quien es herido con
ella, una mujer descubrió una serie de antiguas tablillas que contenían los
datos de un conjuro para poder crearla, para lo cual necesitaba 6 elementos.
1.- Metal de una reliquia santa u
objeto sagrado (la Cruz de Jacques de
Molay que era de plata).
2.- Un objeto que hirió la carne de un
mártir (Espina de la corona de Cristo)
3.- El hueso de un profeta (Un hueso
de San Andrés)
4.- Tela que contenga la sangre de un
mártir (Un pedazo de la sábana Santa)
5.- La Madera que sirviera para el
tormento de un profeta (Madera de la
Cruz de San Pedro)
6.- Objeto que contenga las lágrimas
de arrepentimiento de una Santa. (Las lágrimas de la Verónica en un paño de
lino)
El ser que se convertirá debe de
hacerlo por su propia elección y no forzado.
El ritual para forjarla consistió en que en
luna llena, se colocaron los elementos incrustados en el metal previamente
trabajado se clavó la daga en una piedra y se conjuró la pureza de los 4 elementos: agua, tierra, fuego y aire.
Se dice que cayó un rayo sobre estos,
uniendo los 6 elementos.
Solo la podrá empuñar una mujer de
corazón puro, cualquier otra persona o ente que quiera utilizar le producirá un
dolor insoportable, a simple vista parece una daga decorativa.
No se sabe de la existencia de otras
dagas, solo puede ser destruida por su
guardián en turno, no puede provocar la muerte a un ser viviente ni a seres de
luz, no podrá eliminar demonio alguno, sólo regresarlo al infierno
Cuando un vampiro es herido en el
corazón con la daga, se creará una herida que no cerrará hasta que toda la
sangre negra sea drenada, provocando un inmenso dolor, durante el primer día
los gritos de dolor serán insoportables y solo podrá beber agua durante los
próximos tres días, el segundo día se experimentará un dolor mayor que incluso el herido
solicitará la muerte, por último al tercer día al ver la luz del día su piel
cambiara, como la de un reptil , sus cabellos serán incinerados por el sol y le
crecerán nuevos. En este punto se debe dar asistencia médica ya que se ha
convertido en un humano. Toda la sangre negra acumulada se convertirá en
cenizas.
Todo ser que sea herido y purificado
con la daga, tendrá de por vida una cicatriz característica en forma de Cruz en
el pecho, lo cual indicará que es un purificado.
Una vez convertido en humano su vida estará
sujeta al instante en que fue transformado de tal modo que envejecerá a partir
de la edad que tenía cuando fue convertido.
Un humano convertido puede volver ser
vampiro pero ya no podrá ser humano nunca más.
—Nunca había escuchado de ésta daga,
entonces si está en la tumba de los abuelos quiere decir que mamá o tío Marcus
son sus guardianes — comentó ella.
—No, solo las mujeres de la familia
descendientes de la bruja original la pueden utilizar o poseer — declaró Eric
sin voltear a verla.
— ¿Bruja original, de qué estás
hablando? Espera un momento ¿estás insinuando que descendemos de la bruja que
maldijo a Frederic? — exclamó sorprendida Dianne.
—Así es hermosa, una de tus
antecesoras fue la que creo la daga por eso secuestró a tu madre, solo ella
puede destruirla, ya en una ocasión lo intentó con otra bruja de tu familia,
con tu abuela Lisa pero fracasó por eso los mató — le aseguró el rubio.
La muchacha se quedó pensativa, era
demasiada información, se preguntaba por qué su madre nunca le había dicho que
eran brujas, de repente cayó en cuenta en lo último que mencionó el vampiro, la
muerte de sus abuelos.
—Espera un momento para el coche
¡Carajo qué pares el auto Eric! — gritó la rubia.
El vikingo se orilló a un lado de la
carretera y volteó a verla, sabía que no iba a reaccionar muy bien ante esa
información.
—Explícame ¿cómo es que ya lo había
intentado? —Al ver su mirada lo supo— ¿Tú secuestraste a mi abuela? Contéstame
joder — exigió ella.
—De hecho a tu abuelo, Frederic nos
mandó a Charles y a mí y para presionarla dejamos una fotografía donde estamos
los 3 pero tu abuela fue más astuta y se las ingenió para esconder a sus hijos,
rescatar a Patrick y herir a Frederic, por eso después de varios años los mató
— respondió el rubio.
La rubia lo abofeteó y se bajó del
auto, en un instante el castaño estaba frente a ella, pero ella siguió
caminando.
—Dianne deberías escuchar el final de
la historia, recuerda que Eric no era el mismo que conoces ahora — insistió
Bill.
El rubio le ordenó al vampiro que la
dejara en paz, Bill se encogió de hombros y subió nuevamente al auto.
Durante 45 minutos siguieron a la
enojada cazadora por la orilla de la carretera hasta que Eric creyó que ya era
suficiente el tiempo para que se calmara.
—Dianne sube al auto — ordenó el rubio.
—Tú no eres nadie para ordenarme que
hacer, puedes irte directo al infierno —respondió mientras continuaba
caminando.
—Vale perdón, Dianne podrías por favor
subirte al auto, es peligroso caminar por la carretera y más de noche — dijo
remarcando por favor.
— ¡No! —Gritó ella — además puedo
cuidarme sola.
—Vamos hermosa, sé que estás enojada
conmigo pero te estás comportando como una niña malcriada y necia haciendo
pucheros — insistió Eric sonriéndole.
La joven se detuvo y lo volteó a ver
furiosa.
—No soy una niña y…y…tampoco estoy
haciendo pucheros señor Northman por lo que le suplicó me deje en paz y se vaya
directo al demonio — dijo cruzándose de brazos.
Eric estacionó el auto y en un segundo
estuvo a su lado.
—Si no te subes al auto sola entonces
te subo yo, no vas a irte caminando hasta Lawrence y no puedo seguir perdiendo
mi tiempo con una niña berrinchuda — le advirtió molesto el vampiro nórdico.
Dianne lo ignoró y continuó caminando,
Bill trató de convencerla diciéndole que no le convenía hacer enojar al otro
vampiro pero la joven continuó caminando a pesar de que la falta de sueño
comenzaba a cobrarle factura ya que estaba bastante cansada pero no iba a darle
el gusto al rubio de ceder.
Antes de que se diera cuenta el alto
ser la traía de regreso cargándola sobre su hombro.
— ¡Bájame estúpido hijo de Nosferatu!
o…— gritaba la rubia mientras golpeaba la enorme espalda con sus puños.
— ¿O qué Dianne, qué vas a hacer?
¿Morderme, golpearme? Inténtalo vamos a ver a quién le duele más — decía
tranquilamente Eric mientras caminaba de regreso al auto con la cazadora en su
hombro.
La joven recordó que traía en su
muñeca una pulsera de plata en cuanto el enorme ser la depositó en su asiento
la chica lo araño con el broche de la pulsera, Eric soltó un gruñido y vio con
autentico enojo a la rubia.
—Vaya Eric creo que te encontraste con una
gatita salvaje — dijo riendo en castaño vampiro.
El vikingo lo fulminó con la mirada y
el otro vampiro guardó silencio mientras Eric regresaba su atención nuevamente
a la cazadora que lo miraba desafiante.
—Mira Dianne te lo advierto es la
última vez que haces eso o la próxima vez vas a saber lo que le hacíamos a los
mocosos malcriados en mi época así que espero te comportes por nuestro propio
bien — dijo mientras le colocaba el cinturón de seguridad.
La rubia se cruzó de brazos y volteó
la mirada a la ventana, el vampiro se subió de nuevo al auto, después de un
momento de reojo vio que la chica dormía profundamente solo hasta ese momento
el alto vampiro sonrió.
Para cuando Dianne despertó se
encontró en una habitación desconocida, recorrió con la mirada el cuarto hasta
posarse en el sillón a un lado de la cama, en el Eric parecía dormir
plácidamente.
—Buenos días preciosa ¿descansaste
bien? — dijo el rubio sin abrir los ojos.
La joven se sobresaltó al escuchar su
voz.
—Sí, gracias Eric ¿en dónde estamos? —
preguntó ella mientras se estiraba.
Le explicó que habían llegado al
pueblo antes de que amaneciera por lo que decidió que lo mejor era alojarse en
un hotel ya que Bill no tenía permitida la entrada en su casa.
Eric se marchó de la habitación para
que la joven Holls se levantara y se duchara, le dijo que regresaría en 1 hora.
Dianne estaba terminando de arreglarse
cuando escuchó voces en la habitación contigua, eran ambos vampiros que
discutían cual era el plan de acción a seguir.
—Buenos días Bill, ya estoy lista Eric
¿nos vamos? — dijo encaminándose a la puerta de la suite.
—Todo a su tiempo hermosa primero tú
tienes que desayunar y cuando termines vamos al cementerio, no sabía que te
apetecía así que pedí un poco de todo — comentó mientras la llevaba de la mano
hacia la mesa del pequeño comedor.
Frente a ella había de todo huevos,
jamón, waffles, fruta, jugos, leche y café, la joven miró a ambos vampiros y
levantó una ceja.
—Gracias Eric pero es demasiado para
mi sola ¿van a acompañarme verdad? Ya los he visto comer comida humana antes —
dijo sentándose a la mesa.
Ambos levantaron los hombros y se
sentaron para desayunar con ella, mientras los tres comían hablaban de temas
triviales.
— ¿Les puedo hacer una pregunta
personal? — Al ver que ambos asentían continuo— ¿Cómo es que pueden comer esto
sí están… no se supone que los vampiros solo consumen sangre? — preguntó
curiosa.
— ¿Muertos? vamos no pongas esa cara
no es una palabra tan mala, mientras mantengamos un nivel aceptable de sangre
en nuestras venas nuestros cuerpos funcionan más o menos normales con la
excepción de que no podemos tener hijos—explicó Bill viendo la curiosidad de la
rubia.
La chica asintió y continuó comiendo
pero de repente veía de reojo a Eric mientras él estaba concentrado en el jamón
y el waffle en su plato.
—Pregunta — dijo el rubio sin levantar
la vista.
—Si toda tu vida vampírica has estado
cerca de Frederic ¿por qué eres así? —Viendo la confusión en sus ojos grises
Dianne le replanteó la pregunta—Me refiero a que al igual que Charles y
Frederic, la mayoría de los vampiros son fríos pero tú, Nora y ahora Bill son
diferentes ¿por qué?—.
—Por qué ellos apagaron su humanidad
mira es relativamente sencillo hacerlo es como oprimir un botón y simplemente
dejas de sentir — explicó Eric.
— ¿Tú lo has hecho? — cuestionó la
chica.
El rubio solo evadió la mirada un
momento y luego asintió, le contestó que todo vampiro en algún momento lo había
hecho, ella lo cuestionó nuevamente con la mirada.
—Mira lo que pasa es que la verdad ser
vampiro duele, duele mucho, todos tus sentimientos se magnifican, sientes el
dolor de los que atacas, su mirada cuando les estás arrebatando la vida, el
llanto de sus seres queridos pero si puedes sufrir también puedes amar y el
amor lo es todo, cuando un vampiro ama…bueno ya me entiendes por eso la apagas
para no sentir nada, así todo es más fácil — concluyó poniéndose de pie,
dándole a entender que debían irse.
Dianne le sonrió y fue en busca de su
bolso, le dijo que primero debían ir a su casa por las llaves de la cripta, si
no querían llamar la atención no podían ir y romper la reja del mausoleo.
Cuando la rubia entró en la habitación
que su madre ocupaba como oficina sintió un nudo en el estómago, mil preguntas
recorrieron su mente ¿qué pasaría una vez que le entregaran la daga a Frederic?
sin duda los mataría, ¿y si su familia ya estaba muerta? La joven pasó la mano
por el ordenado escritorio y tomó la fotografía que estaba sobre éste, la había
tomado su padre antes de que se fueran a Texas, deslizo su dedo sobre la cara
de su madre y hermano que sonreían, tapó su boca con su mano para ahogar un
sollozo cuando sintió una mano en su hombro, levantó la mirada y vio a Eric,
éste la abrazó tratando de consolarla.
—Tranquila hermosa todo va a estar
bien, es normal que estés asustada pero debes de ser valiente mi hermosa
guerrera por ellos, los vamos a salvar tranquila — decía el vampiro mientras le
acariciaba el cabello.
Una vez que se calmó, fue al baño a
lavarse la cara y tratar de recobrar un poco la compostura, tomó las llaves del
cajón del escritorio, antes de marcharse pasó al restaurante para colocar un
letrero avisando que estaría cerrado hasta nuevo aviso y se dirigieron al cementerio del pueblo.
Hasta muy avanzada la madrugada la
estuvieron buscando sin ningún resultado por lo que los vampiros decidieron que
lo mejor era marcharse, Dianne quería continuar pero apenas si podía mantenerse
en pie por lo que prácticamente la obligaron.
Mientras la joven Holls dormía ambos
vampiros pasaron casi toda la noche ideando la forma de rescatar a la familia
de la cazadora una vez que regresaran a Mississippi.
—Buenos días hermosa no te pregunto
cómo dormiste por qué es claro que bastante mal, no paraste de dar vueltas toda
la noche ¿pesadillas? — preguntó Eric mientras le servía café.
La rubia asintió sentándose a la mesa
pero la realidad es que no tenía ganas de comer nada, no dejaba de pensar donde
podría su madre haber escondido la dichosa arma y que haría una vez que la
tuviera, no quería entregársela al original pero tampoco quería poner aún más
en peligro a su familia, se preguntaba si Frederic sabía cómo era la daga.
—No tengo hambre Eric solo café por
favor ¡¿qué?! — exclamó ella al ver la mirada de desaprobación del vampiro
rubio.
—Mmm alguien amaneció gruñona —
murmuró Bill pero al ver la mirada que tanto Eric como Dianne le dieron no
comentó nada más.
—Dianne debes comer algo, no puedes
tener solo café en el estómago come un poco de fruta por favor compláceme y no
empieces con los pucheros — dijo tratando de convencerla el vikingo rubio.
— ¿O qué, papi me va a mandar al rincón
por no ser una buena niña? — contestó
sarcásticamente.
Bill soltó una carcajada y prefirió ir
a ducharse era claro que sus acompañantes estaban de mal humor, la muchacha en
un arrebato infantil le sacó la lengua antes de que se fuera lo que provocó
nuevamente la risa del castaño.
—Dianne — le advirtió Eric.
—Vale ya, está bien me como la fruta
¿contento papi? — dándole su sonrisa más dulce.
—Mucho, ahora me gustaría que
pudiéramos hablar sobre las hipótesis que tenemos sobre el paradero de la daga,
dos cosas más mantén tu lengua dentro de tu boca niña y por favor no me vuelvas
a llamar papi — contestó enarcando una ceja.
Le dijo que ya que habían buscado en
todo el mausoleo sin éxito debían pensar en que otro lugar la podría haber
escondido la cazadora, cuando Dianne le preguntó si Frederic alguna vez la había
visto el vampiro le dijo que no lo sabía.
—Tengo una idea pero primero tenemos
que encontrarla y creo saber dónde está, hace 3 años mamá mandó cambiar la
lápida de la tumba de mi padre y en la loza está grabada una daga espero tener
razón, déjame hacer una llamada — contó
mientras iba a su habitación en busca de su celular.
Minutos después regresó con una
sonrisa en el rostro, les explicó su plan, ambos estuvieron de acuerdo que
podría funcionar, esperaron a que anocheciera para ir al panteón.
La chica se sentó frente a la tumba de
su padre pasando su mano por el nombre con tristeza.
—Perdóname papá por lo que voy a hacer
pero estoy segura que harías lo mismo con tal de salvar a mamá y a Tommy —
volteó a ver a los dos vampiros y asintió.
Ambos vampiros rompieron la piedra y
efectivamente ahí se encontraba la daga, Dianne la tomó en sus manos y la
envolvió en un pedazo de tela y la guardo en su bolso ya de regreso en el hotel
le preguntaron cómo sabía que podía estar ahí.
—Recordé lo que me contaste y lo que
dijo Frederic respecto a que tenía que estar en suelo sagrado y pensé en cual
sería un lugar sagrado para mi madre y la tumba de mi padre vino a mi mente,
ahora debemos irnos nos están esperando — respondió mientras recogía sus cosas.
— ¿A dónde vamos? — preguntó extrañado
Bill.
—A Lincoln Nebraska — dijo mientras
subía al auto.
Windom Minnesota
Cuando su padre les dijo que tenía
otro hijo ambos chicos se quedaron mudos hasta que Dean comenzó a reír.
—Y yo que pensaba que no tenías
sentido del humor viejo, mira que decirnos que tenemos un hermanito, ésa es
buena — dijo entre risas el rubio.
—No es una broma Dean, tienen un
hermano su nombre es Adam tiene 16 años, vive aquí con su madre — contestó muy serio
John.
El color del mayor de los muchachos
desapareció.
—Por eso desaparecías sin querer
decirnos a donde ibas, venías a verlo ¿Sabe de nosotros? — preguntó Sam
confundido.
El cazador asintió les contó que había
conocido a la madre del chico en el hospital donde era enfermera después de una
cacería que no había acabado muy bien pero antes de que terminara Dean comenzó
a reclamarle.
—Ya, por eso que le pediste a Susan
que nos mantuviera ocupados para que tú pudieras escabullirte para jugar a la
casita con tu hijo y su mami ¿Cuándo pensabas decirnos? Déjame pensar tal
vez…nunca, eres un hijo de puta ¿lo sabías, no podías mantener tus pantalones
cerrados? — reclamó Dean enojado.
John lo abofeteó fuerte partiéndole el
labio. El muchacho cayó al suelo por el impacto, con el dorso de la mano se limpió la sangre, Sam quiso ayudarlo a levantarse pero el rubio le quitó las manos.
—Escúchame bien niño tú no eres quién
para juzgarme y yo no tengo que rendirte cuentas a ti o a tus hermanos de a
dónde voy o lo que hago, puedes ser un adulto pero sigo siendo tu padre y no
voy a tolerar que me hables de esa forma y lo sabes — ladró enojado el
patriarca Winchester.
Dean salió furioso del cuarto del
motel con Sam tras de él tratando de calmarlo, nunca lo había visto tan
enojado.
—Dean espera, necesitas calmarte, mira
sé que papá no debió pegarte pero no debiste decirle eso por qué no regresas y
dejamos que nos explique, Dean tenemos un hermano ¿no sientes curiosidad por
conocer al chico? — el rubio miraba a Sam sin poder creer lo que escuchaba.
—Ahora estás de su lado ¿desde cuándo?
Sam nos mantuvo engañados por 16 malditos años, traicionó la memoria de mamá y
tú estás brincando de alegría por qué tenemos un hermano ¿en serio? — reclamó su hermano mayor.
En ese momento John salió al estacionamiento
y le entregó a Sam un papel donde estaba escrita una dirección y les dijo que
los quería ver a los dos en media hora ahí, se subió a su camioneta y se
marchó.
—Hey por que no vamos a la cafetería a
comer algo y después vamos a conocer al niño, por favor Dean hazlo por mí,
estamos un rato con el chico y después regresamos a Kansas por favor — pidió
dándole su famosa mirada de cachorrito apaleado.
Finalmente su hermano cedió, Sammy
sonrió satisfecho sabía que esa mirada siempre funcionaba con su hermano.
—Bien pero que quede claro que solo lo
hago por ti además tú vas a pagar por la comida y quiero pay y ya quita esa
mirada Samantha — dijo dándole un golpe en la cabeza.
—Imbécil — dijo Sam sonriendo.
—Perra — respondió el rubio.
Había pasado más de media hora cuando
llegaron a la dirección en el papel, ambos se quedaron un momento viendo la
casa, Dean bufó y ambos se bajaron del auto y caminaron a la entrada.
Una mujer rubia les abrió la puerta
sonriendo.
—Hola soy Kate ustedes deben ser Sam y
Dean pasen por favor — los saludó sorprendiéndolos.
Los llevo a la sala donde se
encontraba John con un jovencito rubio de ojos azules que le contaba sus
últimas anécdotas de la escuela, el cazador sonreía y reía por las ocurrencias
del chico, cuando vio a los muchachos su semblante cambio por un instante.
—Mira Adam quiero presentarte a tus
hermanos mayores el alto es Sam y el mayor es Dean, chicos él es Adam — dijo
tomando al adolescente por los hombros poniéndolo frente a él.
Sam se acercó a saludarlo pero Dean
solo le dio una sonrisa fingida, Adam se acercó al mayor y le preguntó que le
había sucedido en la boca ya que el labio se le había hinchado, de inmediato
Kate se ofreció para curarlo pero el hosco muchacho le dijo que no era nada
solo se había golpeado con una puerta sin retirar la mirada de su padre.
Mientras sus dos hermanos platicaban
Dean recorría con la mirada las fotografías de la repisa, había varias de John
con el adolescente pero dos llamaron su atención en una habían ido de pesca y
en la otra estaban en un partido de baseball.
—Veo que papá te llevó de pesca —
comentó casualmente el mayor de los muchachos.
—Si eso fue hace 3 años y la otra fue
hace dos en mi cumpleaños ¿A dónde los lleva a ustedes en su cumpleaños? — preguntó
Adam sin mala intención.
—Adam ¿Qué quieres estudiar cuando
seas mayor? — preguntó Sam evitando que Dean le contestara cambiando el tema.
—Medicina en la universidad de
Wisconsin, dicen que es la mejor en esa especialidad, papá dice que tú vas a ser
abogado — Sam asintió.
— ¿Y a ti Dean no te gustaría estudiar una
carrera? Tu padre nos ha contado que eres mecánico como él — preguntó Kate al
mayor que casi no hablaba.
—No a mí no me van los estudios además
por el negocio familiar no tengo tiempo para esas cosas—respondió mirando
dolido a su padre.
Después de un rato no aguantó más y se
disculpó alegando que no se sentía muy bien y que se regresaba al motel, le
pidió a Sam que se quedara necesitaba estar solo.
Una vez en el cuarto las lágrimas
comenzaron a rodar, se sentía dolido, traicionado y también celoso, su padre le
había dado a Adam la vida que a ellos les negó después de un rato se metió a la
ducha donde las lágrimas se mezclaban con el agua que caía sobre su rostro.
Estaba acostado pensando cuando
escuchó la camioneta de su padre llegar al estacionamiento, se dio la vuelta
dándole la espalda a la puerta y fingió estar dormido, no estaba de humor para
hablar.
Al día siguiente se levantó temprano se vistió
con unos vaqueros, una camiseta y salió del cuarto, seguía enojado y no quería
estar en la misma habitación con su padre.
Cuando Dean regresó a mediodía Sam le
dijo que había recibido una llamada de Dianne y que necesitaba su ayuda, sin
pensarlo dos veces el rubio comenzó a guardar sus cosas en el Impala.
—Dean tenemos que hablar — comenzó a
decir John.
—No me interesa lo que tengas que
decir, ya ayer lo dejaste bastante claro ¿vienes Sam? — le contestó cortante se
dio la vuelta y se dirigió al auto negro.
El alto muchacho volteó a ver a su
padre que asintió indicándole que se fuera con su hermano, él los alcanzaría
más tarde.
Durante el trayecto Sam le explicó lo
sucedido con los Holls y lo que planeaba hacer Dianne, su hermano solo asintió
pero no comentó nada.
—Dean respecto a papá…— comenzó Sam
pero Dean lo interrumpió.
— ¡No quiero hablar de eso Sam! —
gritó golpeando el volante.
Sam bajo la mirada y guardó silencio,
era mejor esperar a que su hermano se calmara, pensó en hablar después con
Dianne para ver cómo podían arreglar las cosas entre los dos Winchester.
Encendió la radio para relajar un poco
el ambiente pero Dean lo apagó y apretó más su agarre al volante.
Lincoln, Nebraska
Cuando Dianne y los dos vampiros
llegaron al enorme rancho dos hombres salieron a recibirlos, ambos iban armados
con machetes.
—Tranquilos, hola tío Caleb, tío Bobby
les presento a Eric Northman y Bill Compton son amigos, tío Caleb espero que
Bobby ya te haya puesto al tanto de mi plan ¿tú crees que sea posible? — dijo
mientras abrazaba a ambos cazadores.
—Ya me enseño la leyenda sobre la daga
pero la necesito si quieres que haga una réplica exacta, vamos a tener que
trabajar toda la noche si queremos terminar a tiempo — dijo el cazador más
joven. — Cariño ¿estás segura que son de confiar? No me gusta tener vampiros en
mi casa — preguntó separándola del grupo mientras Bobby se quedaba con los
vampiros vigilándolos con desconfianza.
—Eric ya me ha ayudado en otras
situaciones y Bill está de nuestra parte además ninguno bebe sangre humana —
aseguró la rubia dándole un beso en la mejilla.
Caleb los guío a donde tenía el taller
y los hornos, Dianne le mostró el arma, el hombre la estudió y les explicó que
era lo que cada quién debía hacer mientras él la forjaría de una aleación de
hierro con wolframio puro para darle la dureza y resistencia que necesitaban y
al final se bañaría con plata.
Era alrededor de la una de la tarde
cuando acabaron, todos excepto los
vampiros estaban exhaustos pero satisfechos con el resultado ya que ambas armas
eran idénticas, Bobby le enseñó a Dianne a realizar un ritual de protección
para que solo Susan o Dianne pudieran utilizarla.
—Listo pequeña ahora solo nos queda
rogar para que efectivamente engañe a ese hijo de puta, mientras ustedes están
con el tal Frederic nosotros vamos a estar escondidos en la parte de atrás de
la casa esperando tu señal para entrar si las cosas se ponen difíciles ya Eric
y Bill nos explicaron el movimiento de la casa, cuantos guardias hay y un mapa
del lugar ¿A quién llamas?—dijo Bobby entregándole la réplica.
—A la caballería — contestó la rubia.
Tanto los cazadores como los vampiros
la miraron confusos la chica levantó la mano en señal de que aguardaran.
—Sammy ya terminamos en un momento
salimos para allá… ¿ustedes ya van en camino?... ¿cómo acabo la pelea entre
Dean y tú papá?... ¿así de mal? Vale cuando termine esto me cuentas todo y
vemos como lo resolvemos…Sam, gracias, bye — dijo terminando la llamada. — No
me vean así que si no les decía nunca me lo iban a perdonar ya los conoces tío
Bobby, Dean jamás se pierde una buena batalla — comentó riendo por sus caras.
Caleb preguntó a su sobrina si no le
gustaría montar un rato, eso siempre la relajaba pero la rubia le respondió que
debían irse ya que tenían que llegar antes de las 12.
—Hermosa no pasa nada si montas media
hora recuerda que yo voy al volante, necesitas una distracción ya que debes de
llegar con la mente despejada, Frederic puede oír tus pensamientos y
necesitamos que estés lo más tranquila que se pueda, tu tío tiene razón montar
te va a ayudar — comentó Eric sonriéndole a la chica.
Ella asintió feliz y se marchó con el
joven cazador a buscar sus caballos una vez que se perdieron de vista el
experimentado hombre se volvió al enorme vampiro y le pidió le dijera la
verdad, Eric le respondió que suponiendo que Frederic se creyera lo de la daga
una vez que Susan la destruyera sin duda mataría a los tres humanos por lo que
era bastante seguro que tuvieran que luchar y le sugirió que todos los humanos
involucrados tomaran verbena para evitar que los hipnotizara cualquier vampiro,
también le comentó que iba a hablar con su hermana para que los ayudara a
desactivar las cámaras de seguridad.
El cazador se quitó la gorra y se pasó
la mano por los escasos cabellos.
—No cabe duda que tanto los Holls como
los Winchester cuando se meten en líos buscan los más grandes — comentó Bobby.
Natchez, Mississippi
Eran alrededor de las 11:30 de la
noche cuando llegaron a la mansión afuera los esperaban los chicos Winchester,
tanto Eric como Caleb se estacionaron detrás del Impala negro, en cuanto Dean
vio a Eric descender del vehículo se le fue encima.
— ¡Tú otra vez! Te dije Dianne que
este tipo solo te traería problemas deberías haberme dejado matarlo! — vociferó
el joven cazador pero de inmediato Bobby y Caleb lo detuvieron.
—Cálmate muchacho el señor Northman
nos está ayudando, basta ya contrólate — ordenó Bobby sacudiéndolo.
El rubio cazador miraba a ambos
vampiros con desconfianza una vez que se tranquilizó lo soltaron y repasaron
nuevamente el plan, los Winchester estarían escondidos en la bodega mientras que Caleb y Bobby esperarían en el
jardín hasta que el nórdico les diera la señal de que podían escabullirse a la
casa mientras Eric, Bill y Dianne se presentaban ante el vampiro original.
El rubio vampiro trataría de
escabullirse junto con Nora para desactivar las cámaras de seguridad, ya se
había puesto de acuerdo con ella por teléfono, una vez que los tres Holls
estuvieran juntos iban a sacarlos de ahí.
— ¿Por qué nos ayudas? — preguntó
desconfiado Dean.
—Ten por seguro que no lo hago por ti,
lo hago por Dianne estoy en deuda con ella por eso lo arriesgo todo — respondió
seco el vampiro rubio.
—Vale ya ustedes dos ¿y yo que es lo
que voy a hacer? — cuestionó Dianne a Eric.
— ¿Tú? Verte tranquila, lo más
inocente posible y no pensar en el plan o en ninguno de nosotros — le dijo
sonriéndole.
—Si pero también puedo luchar y podría
provocar a Frederic para distraerlo —insistió ella.
— ¡No! — gruño Eric.
— ¿Por qué no? Oye soy rubia no
estúpida — peleó Dianne recordando el dicho de que todas las rubias son tontas.
—Pero eres humana y contra Frederic no
tienes posibilidades, ni siquiera yo, Dianne ¿no te das cuenta de qué tu vida
es muy valiosa para…todos nosotros? — aclaró Eric inclinándose para quedar a su
altura y verla a los ojos.
En ese momento a Dianne se le llenaron
los ojos de lágrimas que purgaban por salir, estaba muy preocupada por el
bienestar de su familia además la desconcertaba la actitud de Eric, se
preguntaba ¿cómo podía el enorme vampiro un momento ser frío y calculador y
otros dulce y considerado?
—No hagas eso, estoy seguro que ellos
están bien — murmuró el vampiro rubio irguiéndose y evitando verla.
Dianne lo miró confusa, no sabía a qué
se refería.
—Llorar, me haces sentir
terriblemente…humano, un vampiro debe de controlar sus emociones o ellas
acabarán por controlarlo a él— explicó al ver su confusión.
La joven cazadora se controló y subió
de nuevo al auto ya era hora de entrar en escena faltaban 2 minutos para la
medianoche, cuando Eric abrió el portón esperó lo suficiente para que los cuatro
humanos se deslizarán dentro de la propiedad y lo cerró de nuevo con el control
remoto, se dirigió a la entrada y descendió del vehículo al igual que sus
acompañantes.
Dentro de la casona le preguntó a uno
de los guardias donde se encontraba su padre, éste le indicó que se encontraban
todos en el salón de juegos con excepción del muchacho Holls, él estaba en la
bodega, Eric asintió y tomó del codo a la chica enviándole una señal para que
mantuviera la compostura y no comenzara a gritar, los tres se dirigieron a
donde se encontraba el original pero antes Eric desapareció un minuto para
encontrarse con Nora en donde estaban las cámaras y regresó al lado de Dianne
con la mirada le indicó que ya estaba todo arreglado.
Susan en cuanto vio entrar a su hija
respiró aliviada y tratando de que no la descubrieran articuló las palabras
“¿estás bien?” a lo que la joven discretamente asintió.
—Llegan a tiempo eso me complace
enormemente ¿y bien? — demandó Frederic dirigiéndose directamente a su hijo
mayor que se había inclinado frente a él.
El rubio vikingo se levantó y fue
hasta Dianne quién le entregó de mala gana el envoltorio con la daga falsa,
Eric entregó el paquete a su creador quién al abrirlo sonrió satisfecho.
—Bra jobbat min son — dijo Frederic en sueco que quería decir “buen
trabajo hijo mío”.
—Tack Fader — Eric contestó “gracias
padre” en el mismo idioma el cual era su lengua materna.
Mientras el vikingo y la joven Holls
entraban a la casa los muchachos Winchester se escabullían dentro de la bodega
en la parte trasera de la casa encontrando ahí a Tom, amarrado y herido.
De inmediato lo liberaron
preguntándole si estaba en condiciones de caminar ya que tuvo que detenerse de
una escalera de madera para no caer, el pelinegro asintió y les preguntó cómo
se habían enterado y les pidió que buscaran a su madre ya que tenían que ir a
rescatar a su hermana, Dean le explicó que la chica rubia estaba en la casa y
luego le explicarían pero debían esperar su señal para atacar.
El original se acercó a la pelirroja
para ordenarle destruir el arma cuando Dianne lo cuestionó sobre el paradero de
su hermano amenazando con matarlo si algo le había sucedido a Tom.
—Tranquila niña en mi casa la
violencia sin provocación no tiene cavidad bueno solo en algunas excepciones,
tu hermano está bien pero tuve que encerrarlo ya que atacó a mis guardias.
Había pensado destruir esta arma pero creo que quedaría perfecta dentro de mi
colección de objetos preciados, has sido de gran utilidad chiquilla pero
desgraciadamente ya no me son necesarios William mátalas — ordenó sonriéndole
malévolamente a la joven Holls.
Sin pensarlo Bill cometió un error, en
lugar de cumplir la orden de su jefe se puso frente a la rubia para defenderla,
en ese instante dos guardias lo apresaron.
—Veo que cambiaste de bando William,
llévenlo al sótano ya me encargaré después de él — ordeno a sus guardias.
—Fader innan de döda finns det något
du vill veta hur vi kan prata i privat? —intervino Eric antes que fuera tarde
nuevamente en sueco le dijo “Padre antes de que las maten hay algo que debes
saber ¿Podemos hablar en privado?”
El vikingo solo le hablaba a su
creador en sueco cuando era algo muy importante o estaba muy enojado por lo que
el vampiro original consintió y ordenó que nadie las tocara hasta que él
regresara y se marchó al despacho seguido por el enorme vampiro rubio.
La joven cazadora se preguntaba ¿que
sería lo que le había dicho Eric al otro vampiro y a donde se dirigían?
—Bien Eric ¿qué es tan importante? —
preguntó Frederic una vez que entraron en el despacho.
Eric le dijo que sería mejor dejarlas
vivir ya que siendo descendientes directas de la bruja original en un futuro
podrían utilizarlas nuevamente, podrían mantenerlas vigiladas y hacer un pacto
con ellas ya que harían cualquier cosa para mantener a sus seres queridos a
salvo.
Frederic lo pensó un momento después de todo no era
una idea tan descabellada y en un futuro podrían serle de utilidad pero también
pudo percibir que había otra cosa detrás de la sugerencia del alto vampiro.
—Podría ser cierto lo que dices pero
te conozco Eric y sé que hay algo más que no me has dicho ¿sientes algo
por la jovencita? — la pregunta tomó por
sorpresa al vikingo que dudo un momento.
—No sé de qué estás hablando—
respondió seco Eric.
El original lo observó un momento y
mandó llamar a Nora. La joven vampiresa entró minutos después para sorpresa de
los dos vampiros más jóvenes el original le preguntó para qué habían apagado
las cámaras, la castaña guardó silencio,
Frederic se acercó a ella y la golpeó con la suficiente fuerza para desmayarla.
Eric reaccionó rápidamente tomándola
en brazos antes de que cayera al suelo, mostrando sus colmillos gruño enojado
mientras un guardia le apuntaba su arma cargada con balas de madera.
— ¿Crees que he sobrevivido tanto
tiempo sin darme cuenta cuando me mienten? Sentí tu presencia en cuanto te
acercaste a la casa y eso fue hace más de media hora, se me informó de la
presencia de 4 humanos en los alrededores de la casa pero necesitaba saber que
tan involucrado estabas — el original ordenó al guardia llevarse a su hija a su
habitación.
Una vez que el guardia se marchó el
vampiro milenario continuó.
—No podemos amar a los humanos ya que
a la larga nos lastimamos nosotros y les hacemos más daño a ellos, nosotros
somos inmortales ¿Qué pasará cuando ella envejezca y tú sigas exactamente
igual, va a poder soportarlo? Deja de mentir — continuo molesto.
— ¡Me privaste de mi libertad, de mi
familia y de mi humanidad ¿qué más quieres?! — gritó el rubio vampiro.
—No seas estúpido Eric deja de aferrarte a tus
recuerdos como humano y actúa como lo que eres, un vampiro además mi hermano
fue quién mató a tu familia no yo ¿crees que no he visto cómo ves la corona de
tu padre humano en mí vitrina? Voy dejarlos vivir pero a cambio quiero que
apagues tu humanidad, como tu creador te lo ordeno — rugió el milenario ser.
Entre un vampiro y su creador existe
un lazo muy fuerte que solo se rompe si alguno muere o si el creador le otorga
su libertad por lo que cuando le ordena algo, el vampiro engendrado no puede
evitar obedecer.
—Adjö mina vackra och modiga krigare —
el último pensamiento antes de apagar su humanidad fue hacia la joven cazadora
“Adiós mi hermosa y valiente guerrera”.
En cuanto ambos vampiros regresaron al
salón de juegos, Dianne se dio cuenta de que algo había sucedido ya que el Eric
que regresó era muy diferente del se fue momentos antes, éste era frío,
distante y su mirada había perdido la calidez que tenía cuando la miraba, era
como si fuera otra persona.
El milenario vampiro acordó con las
cazadoras no dañar ni a sus amigos ni a ningún miembro de su familia a cambio
de que si en un futuro él requería de
sus servicios acudirían, siempre y cuando no involucrara matar a ningún
inocente.
En el momento que Dianne escuchó la
mención de sus amigos lanzó al enorme vampiro una furiosa mirada ya que se
sentía traicionada por él.
En cuanto Frederic anunció que los
dejaba en libertad para marcharse todos lo miraron sorprendidos por el cambio
de planes pero el estallido de Charles no se hizo esperar.
— ¡Frederic no puedes hablar en serio,
no puedes dejar que se marchen son solo unas bolsas de sangre!— gritó el más
joven de los vampiros.
— ¡Suficiente Charles! Oculta tus colmillos ahora ¿Debo recordarte
quién es la autoridad de éste nido? Ésta humana ha ayudado a nuestra raza sin
saberlo claro está y es mi deseo que no se les lastime, después de tu
“travesura” en casa de Sophie Anne creí que dejarías de comportarte como un
niño malcriado a pesar de que tienes cientos de años, has perturbado la
tranquilidad de mi casa y debería
castigarte por eso pero hoy me siento benevolente y no lo voy a hacer pero si
esa actitud persiste temo por ti — lo amonestó el milenario ser antes de
volverse hacia su hijo mayor. — Eric que llamen a sus amigos y asegúrate de que
todos se marchen sin que se derrame una gota de sangre — ordenó.
—Si padre, veré que se cumplan tus
ordenes — respondió el nórdico inclinándose ante él.
Mientras caminaban hacia la salida la
rubia comenzó a hablar con el vikingo tratando de entender lo que había
sucedido.
—Es tu creador y le debes lealtad y
obediencia ¿cierto? Pero me gustaría saber ¿por qué te portas conmigo tan frío,
qué le prometiste? — cuestionaba la joven Holls.
—No es de tu incumbencia y no hables
de lo que no entiendes — respondió Eric seco.
—Sé que él a su manera te ama y que tú
lo amas mucho pero ahora te portas como si yo no te importara — insistió ella.
—Ahora no digas cosas que yo no
entiendo además para que de una vez te calles la realidad es que no me importas
— la fría respuesta del vikingo la dejó sin aliento.
Dentro de la casa Frederic acompañado
de Charles bajo al sótano para torturar a Bill por su traición, después de un
rato le dijo que si volvía a ocurrir lo mataría, Charles cuestionó nuevamente a
su padre sobre la decisión de liberar a los Holls.
—Padre no debiste hacerlo, cuando
llevaron al gigantón a la bodega probé su sangre y sabía diferente — insistió
el más joven.
— ¿Bebiste sangre de uno de mis
invitados? Te di una orden, no me gusta la improvisación—le dijo abofeteándolo.
— Espero que no vuelva a suceder, mis órdenes quiero que se cumplan al pie de
la letra ¿escuchaste? — el joven vampiro asintió marchándose.
El milenario ser se quedó pensativo
procesando la información que le acababa de dar su hijo menor, tal vez sería
conveniente investigar nuevamente a esa familia humana y la procedencia del
muchacho.
Lawrence, Kansas
Sam había llamado a su padre para
explicarle que ya no era necesario que fuera a Mississippi y quedó que más
tarde en cuanto llegaran le contaría lo sucedido.
Extrañamente Dean había aceptado que
Tom regresara con ellos en el Impala mientras Susan y Dianne regresaban con los
otros cazadores.
Durante el trayecto de regreso la
rubia y los cazadores pusieron al tanto de lo sucedido a Susan que se sintió
orgullosa por la astucia de su hija para engañar al milenario ser y cuando
preguntó por la daga real le dijeron que estaba a salvo en un compartimiento
secreto del auto en el que viajaban, el resto del viaje Dianne se quedó dormida
abrazada por la pelirroja.
Susan quién no dejaba de acariciar el
rubio cabello no recordaba nunca haber sentido tanto miedo por la vida de su
hija también pensaba lo que le había comentado Dianne respecto a los Winchester
necesitaba hablar con John pero sobre todo con Dean, sabía que él muchacho
debía de sentirse terriblemente dolido por la aparición de Adam.
En el Impala Sam trató nuevamente de
hablar con su hermano respecto al nuevo integrante de la familia cuando vio que
Tom dormía profundamente en el asiento trasero.
—Dean ¿tú crees que deberíamos enseñar
a Adam a cazar? Tú sabes el negocio familiar — preguntó Sam casualmente.
— ¡No! — dijo enojado el muchacho
rubio.
—Pero merece saberlo Dean — insistió
su hermano.
— ¿Por qué crees que papá nunca nos
habló de él? Para protegerlo Sam, no quería que Adam llevara nuestras vidas,
sabes que en nuestras vidas tienes que dejar todo y no mirar atrás, solo puedes
contar con la familia — le recordó enojado.
—Dean tenemos que preparar al chico,
¿sabes que veía cuando miraba a Adam? Carne, tenemos miles de seres que quieren
vengarse en nosotros, en papá y el niño necesita estar listo — remarcó Sam.
—Recuerdo que cuando te fuiste a
Stanford papá te dijo exactamente lo mismo y lo odiaste por eso ¿y ahora estás
de acuerdo, desde cuándo? — continuó Dean.
—Papá tiene razón, desde que pasó lo
de Michael me di cuenta de que siempre vamos a tener que luchar contra algo —
refutó enojado el menor de los 2 Winchester.
Dean volteó a verlo sorprendido.
— ¿Te das cuenta de lo que estás
diciendo? Vale, ésta es nuestra vida y es muy tarde para nosotros lo entiendo,
pero Adam todavía tiene opciones, puede ir a estudiar medicina, papá no tuvo
opción con nosotros pero si la tuvo con el chico, Adam no merece estar maldito
— concluyo el muchacho rubio golpeando el volante.
—Es un Winchester, ya está maldito
¿Dean estás celoso del chico? — insistió Sam.
El mayor ignoró la pregunta y dio por
finalizada la conversación encendiendo la radio ignorando las miradas de Sam.
Cuando llegaron a Lawrence se
dirigieron directo a la casa de los Holls ya había amanecido, Bobby y Caleb
decidieron regresar a sus casas, Susan les agradeció por su ayuda, una vez que
éstos se marcharon Sam también se despidió de la cazadora pero Dean le preguntó
si se podía quedar, cuando la mujer aceptó el muchacho le dijo a su hermano
menor que se llevara el Impala y que lo vería después, Sam asintió y se marchó
era claro que su hermano no quería ver a su padre o a Adam.
Una vez que se duchó y descansó un
rato Susan decidió ir a ver como se encontraban tanto sus hijos como el hijo de
su amigo, Dianne y Tom dormían profundamente pero cuando entró en el cuarto de
huéspedes vio que el chico rubio estaba despierto observando una vieja fotografía de sus padres y por sus mejillas resbalaban
gruesas lágrimas, éste en cuanto se percató de su presencia se limpió la cara y
levantó nuevamente los muros en su interior sonriéndole como si nada pasara.
Ella movió la cabeza y fue a sentarse
en la cama junto a él sin dudarlo lo abrazó.
—Cariño conmigo no tienes que fingir
que estás bien por qué sé qué no es verdad, espero algún día entiendas por qué
yo no podía decirles nada, no era mi secreto y era tu padre quién debía
contarles ¿quieres hablar? — murmuraba en su oído mientras le frotaba la
espalda.
El chico estaba tenso y ella sintió
como en su hombro él negó con la cabeza pero poco a poco se fue relajando y
pronto comenzó a llorar nuevamente y a hablar.
— ¿Por qué Susan? Adoro a papá tú lo
sabes, me visto como él, me comportó como él, Dios hasta escucho la misma
música que él y sin embargo nunca va a confiar realmente en mí, no soy lo
suficientemente bueno para él. Siempre me he preguntado por qué Sammy y él
pelean tanto y por fin me di cuenta son iguales y por más que yo quiera jamás
voy a ser como él tanto como lo es Sam — decía el chico, Susan apretó el abrazo
mientras las lágrimas del rubio cazador bañaban su hombro.
—Cielo eso no es verdad tu padre te
ama y confía en ti más que en nadie pero no puedo explicarte sus razones por las
que no les contó antes de la existencia de Adam, una cosa si quiero que sepas y
es que John jamás traicionó a Mary o su memoria, debes entender que era un
hombre muy solo con dos niños pequeños a su cargo y su niña viviendo lejos de
él llamándolo tío, se encontró con una buena mujer que mitigó un poco su
soledad, Dean no digo qué lo perdones eso es tu decisión pero solo te pido que
trates de entenderlo y no lo juzgues tan duramente — murmuraba ella en su oído
acariciando el corto cabello.
—No sé a lo mejor tienes razón pero
necesito tiempo — Susan le dijo que no se presionara y que lo pensara. — me
hubiera gustado que fueras tú y no la tal Kate — susurró.
—Amor eres muy dulce al decir eso pero
en ese tiempo todavía no nos habíamos vuelto a ver además yo estaba casada con
Jim ¿Sabes que te quiero? — dijo apretando más sus brazos alrededor del
muchacho.
—Lo sé, soy adorable — respondió
dándole su media sonrisa provocando la risa de ella.
Poco después el mayor de los chicos
Winchester se quedó profundamente dormido, la pelirroja lo tapó con las mantas
y salió en silencio de la habitación.
Pasaron los días y poco a poco volvió
la calma dentro de la familia Winchester, el rubio muchacho convivía cada vez
más con el nuevo integrante de la familia.
Tanto los Holls como los Winchester
habían decidido pasar la navidad juntos por lo que ese día habían pasado Tom y
Susan cocinando la cena, los tres más jóvenes adornaron el árbol y John se
quejaba amargamente de tener que arreglar el comedor y la sala.
Esa mañana Sam había tenido nuevamente
un enfrentamiento con Dean por qué lo había encontrado enseñándole a Adam una
de las pistolas, el mayor se dirigió a
la puerta.
— ¿A dónde vas? — preguntó el alto
muchacho.
— ¡Fuera! — contestó Dean dando un
portazo.
Ambos hermanos se estremecieron por
cómo había azotado la puerta.
— ¿Siempre es así? — preguntó
tímidamente el Winchester de ojos azules.
—A veces es peor, bienvenido a la
familia ¿Quieres que te enseñe a disparar? — le preguntó señalando el arma con
la cabeza.
—Pero Dean dijo…— insistió Adam
temeroso de la reacción de su hermano mayor si se enteraba.
—Sé lo que dijo Dean, tranquilo solo
vamos tiramos algunas latas y ya, al rato se le pasa, en casa de Susan vas a
ver algo divertido, como tanto papá como Dean se convierten en mansos corderos,
vamos — dijo abriendo la puerta para salir e ir al campo a tirar.
Cuando Dean llego más tarde, Dianne
comenzó a regañarlo alegando que mientras él andaba paseando ellos tenían que
hacer todo el trabajo, ese año Jo no había querido pasar navidad con ellos ya
que estaba muy enojada con John por lo de Adam.
—Déjame en paz mocosa si no quieres
que te dé una patada en el trasero —amenazó el mayor de los chicos Winchester.
—Quiero ver que lo intentes estúpido —
Dianne contestó de inmediato.
—Más vale que ninguno de los dos lo
intente o ambos se van a quedar sin postre y les advierto que hay pay de
cerezas además Santa Claus no les va traer nada — dijo Susan que acababa de
entrar en la estancia al oír los gritos.
—Oh vamos Susan no seas así ella
empezó — se quejó Dean.
—No me importa quién empezó Dean
Winchester y tú John debería darte vergüenza estás viéndolos discutir y no
haces nada para separarlos — desviando su atención al patriarca.
—Pero, pero Sue ¿yo que culpa tengo si
estos dos se pelean todo el día como perros y gatos? — se defendió John.
Sam y Adam trataban de ocultar sus
risas cuando el alto castaño susurró que era lo que le había comentado antes.
—Ya te escuché Sam y si tú y Adam no
quieren quedarse también sin postre más vale que se comporten — los regaño la
pelirroja.
—Si señora — respondieron ambos
aludidos.
La cena transcurrió entre risas y
anécdotas del pasado.
—Monstruo ¿recuerdas la navidad que
papá te regalo ese perro blanco tan feo? — preguntó Tom a su hermana riendo.
—Oye Simba era lindo además era un
elegante bulldog francés, lo que me acuerdo es que mamá casi mata a papá cuando
lo vio, al igual que a John en mi cumpleaños — respondió ofendida por el
comentario de su primer animal.
— ¿Por qué? — preguntó inocentemente
Adam.
—Según ella no le gustan los perros
pero la he visto acariciando a Apollo —respondió riendo la chica Holls.
Flashback
Para la pequeña Dianne a sus 8 años
era el mejor día de todos los días con excepción de su cumpleaños, era navidad.
Sin importar la hora se levantó corriendo y fue a la habitación de Tommy su
nuevo hermano, sus padres acababan de morir y el chico de 13 años había ido a
vivir con ellos.
— ¡Tommy despierta! — gritaba la
pequeña emocionada.
— ¿Para qué? — respondió el
adolescente dándose la vuelta e ignorándola.
—Vamos Tommy es navidad, despierta —
insistía la niña sacudiéndolo.
—Didi estoy cansado y todavía es de
noche — dijo tapándose la cabeza con las sábanas.
La niña molesta por la indiferencia de
su nuevo hermano decidió hacer algo que sabía sin duda haría que se levantara,
tomó el vaso con agua que estaba en la mesa de noche y se lo vació encima, como
era de esperarse Tom se levantó de un salto al sentir el agua, al verla reír
supuso lo que había sucedido.
—Recuérdame por qué no puedo matarte —
dijo mirándola enojado.
—Por qué es navidad y no puedes matar
a nadie en navidad además papi no te dejaría—respondió la niña sin parar de
reír — Vamos Tommy no puedes dormir en navidad, tenemos que ver si llegó Santa
— insistía ella.
—De verdad eres un pequeño monstruo,
son las 6 de la mañana ¿No puedes esperar hasta más tarde? — recalcó el
adolescente pero al ver que era inútil convencerla aceptó bajar con ella. —
Tienes suerte hermanita de que me caigas bien, te alcanzo abajo solo déjame
cambiarme — le pidió viéndola salir pero la niña tenía otros planes.
Dianne corrió al cuarto de sus padres
que dormían plácidamente y se lanzó a la cama cayendo encima de James.
— ¡Despierta papi! — gritó ella
rebotando sobre el estómago del detective.
— ¡Ow princesa! ¿No se te hace que es
muy temprano para comenzar con las travesuras? — preguntó sonriéndole.
Pero la niña negó con la cabeza
riéndose.
— ¿Con qué no eh? Entonces tampoco es
muy temprano para…el monstruo de las cosquillas — dijo atacándola.
Los gritos y las risas de la niña
acabaron por despertar a Susan, quién prefirió levantarse conociendo a ambos
Holls, se puso una bata y bajo a preparar café y algo para desayunar
encontrándose abajo con Tommy que veía el árbol con curiosidad.
—Buenos días cariño ¿dormiste bien?
Veo que no fui a la única que despertó Dy — saludó al chico parado frente al
árbol de navidad.
El chico brincó asustado, en casa de
sus padres biológicos tenía prohibido tocar algo y como ellos no celebraban
navidad, para él ver el árbol decorado con focos y adornos era algo especial.
—Ma, no pensaba tocar nada de verdad,
solo quería verlos — replicó en voz baja.
—Hey tranquilo cielo, no pasa nada
algunos también son para ti pero vamos a tener que esperar hasta que ese par
dejen de jugar y decidan bajar mientras ¿me ayudas a preparar el desayuno?
— dijo guiñándole un ojo.
El chico sonrió y asintió efusivamente
acompañándola a la cocina, el niño adoraba a Susan ya que prácticamente la
conocía de toda su vida al igual que al detective ojiverde.
Momentos después James bajo con la
niña trepada en su espalda, desayunaron todos juntos y después fueron a abrir
los regalos.
—Wow pa es genial, gracias — exclamó
el chico viendo el regalo de James.
— ¿Qué tiene de especial? Es solo una
pluma — preguntó Dianne confusa por la emoción de su hermano.
—No es solo una pluma, es especial
escribe sobre cualquier superficie, mira — estaba por demostrarle escribiendo
sobre el cristal de la mesa cuando la pelirroja lo detuvo.
—Un momento jovencito primero checa
que también se borre de todo o de lo contrario vas a pasar un buen rato
limpiando y escribiendo “No dibujaré sobre los muebles como si fuera un niño de
2 años” unas 100 veces para mí — aclaró Susan viendo al sonrojado chico.
Tom asintió y prefirió guardar el
regalo, de repente uno de los regalos se movió llamando la atención de la niña,
Jim se lo acercó mirando de reojo a su esposa que movía la cabeza.
Al abrirlo la expresión de la niña fue
de una gran alegría.
— ¡Un perrito! Mira Tommy papi me
regaló un perrito, mira mami — gritaba feliz la niña poniéndoles prácticamente
el animal en la cara. — ¡Gracias papito! — se le abalanzó a su padre
abrazándolo y llenándolo de besos.
La pelirroja fingía una sonrisa
percatándose de que el chico la observaba.
—Jim amor ¿podrías venir un momento a
la cocina? — por su tono de voz el detective sabía que estaba molesta por el
asunto del perro.
Después de un momento ambos padres
fueron al jardín para ver a los chicos jugar con el animal en la nieve mientras
ellos disfrutaban de su café, después de un rato Jim se les unió en los juegos.
Época Actual
—Por lo que veo Jim ganó ese episodio
— comentó John sonriendo al ver la mueca de la cazadora de ojos azules.
—Sip como casi todas, papá sabía cómo
lograr que mamá cediera — proclamó Dianne riendo.
Después de un rato platicando Dianne
puso música y sacó a bailar a Sam mientras que Tom bailaba con Susan después de
un tiempo observando como los muchachos se turnaban para bailar con Dianne que
no paraba de reír, John se animó y
cuando escuchó que ponían “Ain't No Mountain High Enough”
sacó a bailar a Susan.
—Ven Sue vamos a enseñarle a estos
niños lo que es bailar — tomándola de la mano y dándole un giro.
Cuando acabo la pieza Sam cambió la
música a algo más lento, John y la pelirroja se encogieron de hombros, el
cazador la tomó en sus brazos y continuaron bailando.
Cuando Dean se dio cuenta de que se
encontraban debajo de un muérdago les silbó señalando arriba de ellos
retándolos con la mirada.
John al ver las intenciones de su hijo
le sonrió coquetamente a la mujer en sus brazos y la besó provocando que Sam y
Dean rieran y ovacionarán el hecho, Adam estaba sorprendido al igual que Dianne
pero Tom salió furioso de la habitación, cuando la rubia salió de su asombro
corrió a buscar a su hermano.
La pelirroja miraba al atractivo cazador frente a ella, estaba
sorprendida el único hombre que la había besado así era James y no supo cómo
reaccionar, al separarse John le sonreía con una dulzura que nunca le había
visto, al escuchar el vitoreo de los chicos Winchester bajo la mirada
sonrojada.
—Feliz navidad Sue — susurró viendo
los enormes ojos azules.
—Feliz navidad John—respondió ella
sonriéndole tímidamente.
En ese momento escucharon gritos y
ambos se dieron cuenta de que estaban solos en la habitación y decidieron ir
hacia donde se escuchaba el barullo, encontrándose en el jardín a Tom y Dean
rodando por el suelo golpeándose mutuamente mientras los demás les decían que
pararan, ambos pararon su pelea cuando escucharon un fuerte silbido, ambos
muchachos voltearon para ver a sus respectivos padres ahí.
—Dean, Thomas ¿Qué significa esto? —
preguntó la enojada madre pasando su mirada de un muchacho al otro.
Al mismo tiempo trataron de explicar
lo sucedido y comenzaron a discutir entre ellos nuevamente.
— ¡Basta ya ustedes dos! — gritó el
furioso padre. — Thomas Parker, Dean Winchester ¿qué edad tienen? — preguntó
enojado John.
—27…señor — contestó enojado Tom.
—Vamos papá ¿ya estás senil? sabes qué
edad tengo — contestó Dean altanero.
—Deja de lado esa actitud, sé
perfectamente que edad tienes Dean Winchester pero me preguntaba si ustedes la
sabían por que el pelearse así lo entendería si tuvieran 6 años, me pueden
explicar uno por uno ¿Qué pasó? — interrogó el cazador cruzando los brazos.
— ¡La besaste, eso es lo que pasó
ayudado por el imbécil éste! — le gritó el alto muchacho de pelo oscuro.
— ¡Por Dios no seas estúpido Tom, se
supone qué cuando estás bajo un muérdago debes besar a la mujer que está
contigo, la besó no le metió mano! —
gritó Dean exasperado.
— ¡Dean! Cuida tus palabras ¿o se te
olvida que hay mujeres presentes? —intervino nuevamente su padre.
—Tom agradezco que defiendas mi honor
pero ya no soy una jovencita y creo que puedo defenderme además John no estaba
faltándome al respeto, cielo solo fue un beso no me estaba pidiendo matrimonio
entiendo que por eso estabas enojado con John, estoy muy decepcionada de los
dos ahora ¿me puedes decir por qué estaban golpeándose? — exigió la mujer
pelirroja.
El muchacho Holls guardó silencio
enojado y desvió la mirada, Susan se dio cuenta de que su hijo estaba realmente
furioso ya que sus ojos estaban casi de color gris por lo que le preguntó a su
hija si ella sabía algo.
—Tommy se enojó por que John te besó y
salió al jardín, yo vine para calmarlo y Dean salió tras de los dos para
bromear pero obvio a Tom no le gustó su broma y lo insultó, es cuando comenzaron
a pelearse a golpes — explicó la rubia.
Susan movió la cabeza, rechazaba la
violencia y más entre su hijo y el muchacho Winchester, les ordenó subir a
darse un baño ya que los dos estaban empapados por la nieve y el lodo que había
en el jardín y los quería en 20 minutos sentados en el comedor.
Una vez que ambos muchachos bajaron
nuevamente vestidos en pijama, le pidió a su hija si le podía traer el botiquín
de primeros auxilios y comenzó a curar las heridas de ambos niños peleoneros.
—John y yo hablamos sobre su actitud y
ya que en lugar de actuar acorde a su edad y hablar las cosas decidieron
reaccionar como dos niños mañana van a estar castigados como si lo fueran
pueden bajar a abrir sus regalos con los demás pero se les van a regresar hasta
el otro día, van a pasar el día en su cuarto pensando en su actitud, su hora de
dormir es a las 9:30 y no hay postre para ninguno, quiero sobre la mesa ambos
celulares y las llaves del Impala y no puedes utilizar la computadora Tom y más
vale no repliquen o se las arreglan con John y no creo que eso les gustara —
les informó Susan mientras los curaba.
Dean se quejó de que él podía curarse
solo y ambos estuvieron de acuerdo en que era un castigo estúpido ya que los
dos eran adultos y no podían tratarlos así era humillante, John les respondió
que su intención jamás sería humillarlos sino que era para que pensaran antes
de actuar.
Ambos miraron a ambos padres como si
estuvieran locos pero cuando la mujer mencionó que se arreglarán con el cazador
ambos muchachos abrieron los ojos enormes y lo voltearon a ver, el patriarca
enarcó una ceja en señal de pregunta al ver que ninguno respondía.
—Dean sé que eres un hombre
responsable y capaz pero tu temperamento deja mucho que desear, las cosas no
siempre se arreglan a golpes y tú Tom eres un hombre capaz de proteger a su
familia pero deberías confiar más en el juicio de Dianne y de tu madre, tus
celos no te van a llevar a ninguna parte, Sue y yo somos amigos nada más, tu
madre es una mujer joven, hermosa e inteligente y algún día va a llegar un
hombre que la amé y ella le corresponda y tú no vas a poder hacer nada y
quisiera que sepan que esperamos más de ustedes dos — ambos padres esperaban
que lo entendieran y evitar futuros altercados.
Después de un par de días todo regresó
a la normalidad entre las dos familias, John se había marchado para llevar a
Adam con su madre de regreso a Windom y volvería al día siguiente.
Susan esperaba que en cualquier
momento su hija la bombardeara con preguntas sobre Lisa y respecto a su situación
como bruja pero afortunadamente para la pelirroja parecía que con todo lo
sucedido últimamente Dianne lo había olvidado, tenía que estar preparada para
tarde o temprano enfrentar a sus hijos y decirles la verdad respecto a ese
“pequeño” detalle de su vida.
Después de la noche de navidad la
pelirroja no se podía quitar de la mente el beso del cazador de cabello negro y
ojos verdes lo cual le inquietaba bastante, ¿realmente era como le habían dicho
a Tom, solo había sido un beso? ¿O tal vez había significado algo más? ya que
cerraba los ojos y veía aquella sonrisa que iluminaba su verde mirar.
Decidió que solo el tiempo le daría la
respuesta.
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