The Trip {Cap.13}
Esa mañana, Sam se despertó y se extrañó al darse cuenta de que eran más de las 10 de la mañana, su padre jamás los dejaba dormir tanto a menos que la noche anterior hubieran ido de cacería, lo cual no era el caso, faltaba unos días para Año Nuevo y el chico realmente esperaba que no surgiera nada.
Llamó a su padre pero al no obtener respuesta, se levantó y fue a su habitación para encontrarla vacía, pensó que tal vez se encontraría en la cocina pero solo encontró una nota sobre el mostrador.
Regresó corriendo a la habitación que compartía con su hermano.
—¡Demonios! Dean, despierta, papá se fue, dejó esta nota—dijo sacudiendo el hombro del muchacho dormido.
Su hermano le soltó un manotazo le pidió que lo dejara dormir, pero Sam le arrojó una almohada en la cabeza.
—Maldición Sam, ya basta déjame dormir—dijo sin prestar mucha atención y se dio la vuelta.
Al ver que no obtenía su atención, lo amenazó con lo único que el muchacho sabía que haría reaccionar a su hermano.
—Bien, sigue dormido Dean, te veo luego me llevo el Impala—dijo haciendo sonar las llaves.
De inmediato el muchacho rubio, abrió los ojos y se levantó de un salto.
— ¡Sam! Ni se te ocurra tocarla, ella es mía y lo sabes ¿Qué quieres, cual es tú problema? Ya tienes mi atención—respondió extendiendo su mano molesto.
El otro muchacho le entregó las llaves y la nota, desde que su padre le había regalado el Impala el chico rubio no permitía que nadie lo condujera, claro a excepción de John, ese auto era lo único que Dean podía decir que era realmente suyo, era su chica.
—Papá se fue y dejó esto, no sé por qué me extraña si siempre hace lo mismo—le repitió a su hermano, exasperado.
Dean volteó los ojos ante el comentario y leyó la nota.
Chicos:
Me voy con Caleb, ustedes vayan aquí 35-111, no es sugerencia Sam es una orden, nos vemos en una semana. Papá.
Caleb era un cazador amigo de su padre desde hacia tiempo, era más joven que él tendría unos 44 años y estaba casado con Anne, la hermana menor de James.
Los muchachos comenzaron a investigar las coordenadas que les dejó su padre, pero descubrieron que era un bosque en la punta de un lugar llamado Blackwater en Lost Creek Colorado, se preguntaban para que los enviaba allá.
Mientras su hermano se bañaba, el otro muchacho decidió investigar en su computadora, en el lugar habían desaparecido diez personas en los últimos días, casi todos campistas entre los 20 y 30 años pero la última noticia fue la que llamó su atención era una niña de 6 años, la única sobreviviente.
Según los reportes de la policía, solo se habían encontrado dos cuerpos y parecía que habían sido atacados por un oso, el chico pensó que talvez no era un caso sobrenatural y en cuanto el rubio salió del baño, se lo comentó.
—Dean, puede ser que papá se haya equivocado, en un bosque ataques de oso no es raro, no puede ser un hombre-lobo por que no hay luna llena estos días, en esta zona nunca se han visto perros negros—informó su hermanito.
El muchacho sabía que tenían que ir a pesar de lo que dijera el otro muchacho, se dio cuenta de que entre los reportes decía que la niña se negaba a hablar, solo repetía “garras”.
—Mira Sam, no me importa si quieres venir o no yo voy a ir, si papá nos dijo que fuéramos es por algo, vamos Sammy no te da pena esa pobre niñita tenemos que ayudarla— apelando al lado emocional del alto muchacho.
El joven solo movió la cabeza y aceptó, le dijo que si había garras tenía que ser un ser corpóreo y eso quería decir que lo podían matar, una vez que ambos estuvieron listos se dirigieron al lugar.
Las dos mujeres se preparaban para salir, habían recibido unos reportes de desapariciones y sucesos extraños en Colorado.
—Tom te quedas a cargo, calculo que no nos ausentaremos más de 3 a lo más 4 días, si preguntan por nosotras…— daba indicaciones la mujer a su hijo mientras guardaban sus cosas en el maletero de su camioneta.
El muchacho volteó los ojos y movió la cabeza, levantó la mano interrumpiendo a la cazadora.
—Ma, esto lo he hecho por años ok, no te preocupes sé lo que tengo que hacer y que decir, ustedes dos cuídense mucho, las quiero en una pieza cuando regresen por favor—dijo mirándola a los ojos — y si mami voy a cuidarme, a comer todas mis verduras y voy a ser un buen niño—dijo bromeándola con todas sus indicaciones que le daba en el pasado.
La mujer movió la cabeza y le dio un golpe en el brazo, el muchacho le devolvió una tímida sonrisa, frotándose el lugar.
—Eso muchachito, fue por burlarte de tu pobre madre que se preocupa por ti—dijo la pelirroja riendo.
Se abrazaron y las dos cazadoras partieron, el joven veía el vehiculo alejarse, odiaba que su hermana y su madre se dedicaran a eso, cada vez que salían era horrible el sentimiento que lo embargaba, el no saber si las iba a volver a ver con vida lo alteraba, varias veces había tratado de persuadirlas pero siempre fue inútil, aun para su padre.
—Bueno creo que tendrás que conformarte con mi compañía, no te preocupes solo es por unos días, no nos vamos a librar tan fácilmente del Monstruo—dijo el muchacho al cachorro que aullaba suavemente a su lado mientras lo acariciaba.
Cuando las cazadoras llegaron, se encontraron con un parque ecológico para campistas en medio del bosque, cerca de un pequeño pueblo, se dirigieron con el guarda bosques, le dijeron que se habían enterado de lo sucedido y querían ver si podían ayudar en algo, dar apoyo a las familias de las victimas.
El hombre vio a las dos mujeres y le parecieron inofensivas, ambas llevaban el cabello recogido dentro de una gorra, bermudas caqui, playera blanca y botas para escalar, nada inusual en esa zona, la pelirroja le sonrió tímidamente, a lo que el hombre le correspondió con otra, les señalo el lugar en donde se encontraban las familias, la cazadora se lo agradeció sonriéndole nuevamente y le guiño un ojo, saliendo del lugar.
— ¡Mamá! No puedo creerlo, le coqueteaste descaradamente—dijo su hija poniendo una fingida cara de asombro.
La mujer soltó una carcajada ante la expresión de su hija.
— ¿Pensabas que solo tú lo sabías hacer? No te preocupes, no es mi tipo, no va a ser tu próximo “Papi” —dijo soltando una carcajada.
Le pidió que mientras ella iba a la morgue a investigar, Dianne podía hablar con la niña sobreviviente, era buena con los niños, se encontrarían en una hora antes de separarse, la joven bromeo a su madre.
—Sé bien que no es tu tipo, el tuyo es alto, varonil, de cabello oscuro y profundos ojos verdes y sus iniciales son J.E.W…y no, tampoco lo quiero de “Papi”—diciendo esto de manera melosa, después se echó a correr, no se iba a esperar a la reacción de su madre.
La mujer se quedo pensando, ¿quién es J.E.W?... Claro, John Eric Winchester, condenada mocosa irrespetuosa, quién le dijo que a ella le gustaba solo eran amigos, bueno la besó en Navidad pero… jamás podría pensar en algo más con él…—pensaba la pelirroja dirigiéndose hacia el edificio cercano.
La chica se reía de la cara de su madre, mientras caminaba hacia donde se encontraba una pequeña de grandes ojos cafés y rizado cabello color almendra, la niña se veía asustada, veía a un punto fijo mientras abrazaba con fuerza un conejo de peluche, se balanceaba adelante y atrás, repetía una y otra vez “Garras”.
La niña se encontraba con una mujer, a la joven le dijo que era la tía de la pequeña, ella le contó que estaban ayudando en la búsqueda del padre de la niña y necesitaba hablar con ella, la otra mujer le explicó que desde que la encontraron, la niña no hablaba pero le dijo que podía intentarlo.
La joven se sentó juntó a la niña en unos escalones, comenzó a hablarle como si no hubiera sucedido nada, solo hacía algunas pausas esperando una respuesta.
—Hola me llamo Niki…me dice tu tía que tú te llamas Tammy… ¿Cómo se llama tu conejo?... En mi casa yo tengo un oso que me regaló mi papá cuando tenía tu edad y un perrito que me regalaron en mi cumpleaños…—decía mirando al frente, después de un rato que la niña no le contestaba, la joven se levantó.
En ese momento sintió que una pequeña mano le jalaba el brazo, cuando bajo la mirada, para su sorpresa y la de la tía de la niña, está tenía sus bracitos levantados para que la cargara, lo cual hizo la joven en ese momento la niña comenzó a llorar desconsolada y se abrazó al cuello de la muchacha.
Dianne se sentó nuevamente, con la niña en su regazo, trataba de consolarla, una vez que la niña se calmó, sin que le preguntaran nada la niña comenzó a contarles lo sucedido.
—Afuera estaba muy oscuro y hacia frío por eso Papi y yo preferimos meternos en la tienda, jugábamos Go Fish, algo empezó a correr alrededor de la tienda muy rápido, yo me asusté mucho pero Papi me abrazó, en eso oímos a un niño gritando que lo ayudarán, Papi me dijo que no me moviera de ahí y se fue pero cuando salió de la tienda unas garras lo jalaron, yo le grité pero no me respondió y ya no me acuerdo de nada—murmuró la niña aferrada a la playera de la joven mientras nuevas lágrimas asomaban a sus ojos.
La chica apretó su abrazó en la niña, ya sabía a qué se enfrentaban, había investigado que cada 23 años exactamente desaparecían campistas en ese lugar además de la velocidad, las garras, la imitación de la voz humana, no tenía duda era un Wendigo, tenía que buscar a su madre el padre de la niña podía seguir con vida, le entregó a la otra mujer a la pequeña prometió buscar al padre de la niña.
Cuando estaba dando la vuelta a la casa, vio el Impala negro con Dean y Sam de inmediato se escondió pero no estaba segura si el más joven la había visto.
—Demonios, tengo que avisarle a mamá que están aquí los chicos—se decía pensando en voz alta.
Mientras su madre iba saliendo de la morgue recibió una llamada bastante inesperada, cuando vio el número se alarmó.
— ¿Qué pasa Tommy, estás bien sucedió algo? —cuestionó al contestar el teléfono.
El muchacho dudó un momento al otro lado de la línea pero la tranquilizó, a su madre no le iba a gustar lo que le tenía que decir—pensó el joven.
—Tranquila Ma… todo está bien…si yo estoy bien, es que… creo que tienen que regresar, tenemos visitas, son… los abuelos—dijo bajando la voz.
La mujer sintió que se le helaba la sangre, ¿Qué hacían Alexander y Katherine Hollstington en su casa y sin llamar antes? maldición lo había olvidado, querían pasar Año Nuevo con los chicos, recordó la mujer, mientras escuchaba que su suegro le quitaba el teléfono a su hijo.
—Susan soy Alexander, como te dije por teléfono venimos a invitar a mis nietos a un crucero para celebrar Año Nuevo y a pasar unos días en Inglaterra, ya es hora que visiten su segunda patria. Por error su padre nació aquí y no quiere decir que sus raíces están aquí, espero tener tu permiso y que no tengas inconveniente—dijo de manera muy solemne el hombre, se escuchó que su hijo discutía algo.—Thomas deja que los adultos hablemos, es de muy mala educación interrumpir a tus mayores cuando hablan, quiero que vayas y te pares en esa esquina hasta que acabe, Susan no sé que clase de educación le has dado a estos niños o por lo que veo en Eton ya no enseñan modales como cuando Richard estudiaba ahí—continuó el hombre, cuestionándola.
La mujer no sabía si reír o decirle al inglés que se podía ir directo al infierno, no lo podía creer su suegro acababa de enviar al rincón a su nieto de 27 años, de verdad que el hombre pensaba que seguían siendo niños.
—Buenas tardes Alexander, me da gusto saber que están bien pero los chicos toman sus decisiones ambos son “adultos”, les vas a tener que preguntar a ellos si quieren salir de viaje y tanto James como yo, les dimos la mejor educación que pudimos y mucho cariño algo que en “Eton” no dan, nos vemos en unas horas—aclaró la pelirroja, recalcando la palabra adultos y cortó la llamada.
Tenía que encontrar a su hija tenían que dejarlo por esta ocasión, su estómago daba vueltas por el coraje, compadecía a su pobre hijo que tendría que aguantar a sus abuelos unas cuantas horas más, el hombre no le perdonaba haber consentido en que su hijo abandonara la pomposa escuela, además la mención de su cuñado hizo que un escalofrío le recorriera la espalda, nada más de pensar que su dulce y cariñoso hijo se convirtiera en una persona fría y calculadora como Richard le revolvía el estómago, su cuñado era una buena persona y adoraba a sus sobrinos pero desgraciadamente había adoptado las mismas costumbres de su madre.
A la cazadora no le gustaba la idea de no pasar las fiestas con sus hijos pero los padres de su finado marido, también tenían derecho a estar con ellos.
Sus “queridos” suegros, Sir Alexander Thomas James Hollstington y Lady Katherine Anne Margaret Hollstington, eran los padres de Richard David, James Nicholas y Anne Charlotte Hollstington, apellido que James había cambiado después de tener una terrible pelea con su padre debido a que no estaban de acuerdo en su boda con Susan.
Cuando las dos cazadoras se encontraron, hablaron al mismo tiempo.
—Tenemos que irnos, ya—dijeron ambas al mismo tiempo.
Dianne le contó de la llegada de los chicos Winchester y su madre del arribo de sus abuelos a su casa, decidieron dejarles el camino libre y algunas pistas a ambos muchachos y partir rumbo a Lawrence.
—Hola Tammy, ¿te acuerdas de mí? —Preguntó la joven y la niña asintió —necesito que me hagas un favor, yo me tengo que ir pero acaban de llegar dos amigos míos y ellos se van a encargar de ayudarte, quiero que les des esto pero no les hables de mí, es nuestro secreto, ¿vale? —dijo guiñándole un ojo, después le mostró a los chicos por la ventana.
La niña los miró muy seria, la joven le dijo que sus nombres eran Sam y Dean, le dio la investigación que habían recopilado ella y su madre, estaban en un sobre solo con las iniciales escritas, le dijo que podía confiar en ellos, la niña le comentó que el rubio tenía cara de enojón la joven se rió pero le dijo que solo de apariencia, en ese momento se despidió y se marchó.
Después de un rato los chicos fueron a ver a la niña, la tía de la pequeña les dijo lo que su sobrina les contó pero que la niña nuevamente no hablaba solo con una chica que la visitaba, Sam le pidió que les permitiera verla e intentarlo y la mujer accedió.
Tammy se encontraba en su habitación cuando entraron ambos muchachos, los observó y siguió jugando, los jóvenes se sentaron en el suelo, el alto muchacho le preguntó a que jugaba pero la niña levantó la vista un momento y continuo en lo suyo, después de un rato de ignorarlos la pequeña fue y se sentó en las piernas de Dean, para sorpresa de ambos muchachos, les dijo que sabía sus nombres y que ellos la iban a ayudar.
—Linda nos puedes decir ¿Cómo sabes eso de nosotros, quién te lo dijo? —preguntó el mayor la niña le contestó que una amiga se lo había dicho— ¿Nos podrías decir su nombre? —la niña negó con la cabeza.
Su hermano por raro que parezca pero estaba perdiendo la paciencia, no le gustaba jugar a las escondidas ni a las adivinanzas y eso es lo que hacia su padre y le pareció ver a su amiga en el pueblo, tenía que averiguar que estaba sucediendo, había gente desaparecida y ellos estaba perdiendo tiempo con una niña caprichosa, cuando el joven le preguntó si su amiga era una rubia de ojos verdes, la niña negó nuevamente por lo que exasperado le preguntó más agresivamente que era lo que sabía, la niña asustada escondió la cara en la chamarra de Dean.
Su hermano abrazó a la niña tratando de calmarla ya que temblaba como una hoja, miró a su hermano como si hubiera perdido el juicio.
— ¿Qué Sam, estás de malas y ahora asustas niñitas y a que vino esa pregunta? Dudo mucho que Dianne esté aquí, oye linda ¿tú amiga no se llama Dianne verdad? —la niña negó sin quitarle la vista de encima al otro muchacho—No, por supuesto que no, no te preocupes vamos a encontrar a tu papi, sabes nosotros también estamos buscándolo—dijo apretó más el abrazo, después de un rato, se marcharon.
Le preguntó a su hermano que le sucedía, sabía que últimamente tenía dolores de cabeza debido a las visiones, pero asustar de esa manera a la niña no era su estilo, le preguntó si se daba cuenta que esa niña era el único testigo de lo que había sucedido y estaba traumada y él llegaba y le gritaba, se dio la vuelta y se marchó al coche.
A la mañana siguiente se dirigieron al bosque y cuando se bajaron del auto, se dieron cuenta de que Tammy, estaba dormida en el asiento trasero.
— ¡Joder ¿Qué vamos a hacer, como se metió sin que nos diéramos cuenta?! —gritó el muchacho viendo a la pequeña.
Su hermano visiblemente molesto, abrió el maletero para sacar algunas armas y lo cerró de golpe, mirándolo.
— ¿Qué, ahora además de lo de papá, vamos a ser niñeras? —preguntó enojado el menor.
La niña despertó por los gritos de Sam y le dio los brazos a Dean, quién le preguntó que hacía ahí, la pequeña le contestó que quería ir con él no quería estar sola, el muchacho la sentó sobre el auto y le pidió lo esperara.
Ambos muchachos se alejaron un poco para que no los oyera.
— ¿Quieres que le diga que no puede venir, por que hay un horrible monstruo, que puede tener a su papá? —preguntó Dean a su hermano.
— Si—contestó él.
No lo podía creer, ¿quién era esta piedra y donde estaba su sentimental hermanito, como le iba a decir a eso a una niña de 6 años? No podían dejar a la pequeña sola en el auto por lo que la tomó en brazos y se la llevaron, en el camino se encontraron con otros tres campistas, familiares de algunas personas desaparecidas.
—Dean, mi amiga me dijo que te diera esto— le extendió el sobre con sus iniciales.
Al abrirlo, se dio cuenta de que era una investigación sobre las desapariciones y una teoría sobre el Wendigo, se lo mostró a su hermano, todo tenía sentido las desapariciones cada 23 años, la velocidad, los rastros que de pronto desaparecían, las garras y el imitar la voz humana, lo raro era que nunca estaban tan al oeste.
De repente los chicos sienten una mirada y al levantar la vista, se topan con la de su padre frente a ellos.
—Hola chicos, Caleb y yo terminamos antes…—dijo sonriéndoles pero al ver a la niña sobre la espalda de su hijo mayor cambio su semblante. — ¿Me puedes explicar que hace esa niña aquí? —preguntó levantando una ceja.
Le explicó que era la hija de uno de los desaparecidos y la única sobreviviente, le contaron su teoría a lo que su padre estuvo de acuerdo, tenían que reunir a los campistas y alejarlos de ahí, pero uno de ellos un muchacho de unos dieciocho años, se sentía el cazador del año le preguntó quién era y por qué les daba órdenes él, John no tenía paciencia para necedades y les dijo lo que sucedía.
—Es un depredador, buen cazador de día pero excelente de noche y créeme, tú no tienes ninguna oportunidad contra él y lo sé por que yo ya cazaba esto cuando tú todavía usabas pañales, si le disparas solo lo vas a hacer enojar, trato de protegerte antes de que esto te corte en pedazos y te coma vivo niñito—dijo el patriarca de los Winchester invadiendo el espacio personal del joven.
Al ver que los ánimos estaban subiendo, los muchachos jalaron a su padre, los campistas les dijeron que no se iban a marchar por lo que decidieron que lo mejor era permanecer juntos, tendrían más oportunidad ya que estaba oscureciendo.
John comenzó a hacer unos dibujos en el suelo con ayuda de sus hijos, formando un círculo alrededor de los campistas y el fuego.
Una mujer le preguntó qué eran y para qué.
—Son símbolos Anasazi el wendigo no los puede cruzar, con estos estamos seguros mientras no salgamos del círculo—explicó mientras terminaba de trazarlos.
La mujer le preguntó qué era exactamente un wendigo, el cazador la miró a los ojos y se sentó junto a ella para explicarle que estos, habían sido alguna vez 100 años o más atrás, humanos pero se convirtieron en caníbales, algunas culturas piensan que da fuerza, inmortalidad y velocidad, si comes demasiada dejas de ser humano y siempre tienes hambre, su nombre quiere decir demonio que devora, es el nombre que le dieron los indios Cree—narró.
Hiberna por años, cuando despierta caza y mantiene a sus victimas vivas, así siempre tiene carne fresca, solo lo puedes matar prendiéndole fuego, ni balas ni cuchillos pueden con él, son muy inteligentes y veloces, pueden imitar la voz humana para engañar a su presa.
—Sé que está cerca y tenemos que tener cuidado, no dejarnos engañar por lo que escuchemos, va a tratar de sacarnos del círculo, Dean cuida a la niña ya oscureció—ordenó John, sacando una pistola de bengala.
No se escuchaba absolutamente nada ni siquiera los grillos cantaban esa noche, de repente escucharon un grito, la niña brinco de la espalda del cazador al suelo pero John la alcanzó.
— ¿A dónde crees que vas, ardilla? Dean encárgate de que no se escape—le mandó pasándole a la pequeña que se retorcía en sus brazos.
Tammy les trataba de explicar que esa era la voz de su papá, la estaba llamando, se contorsionaba como gusano en los brazos del joven cazador, tratando de soltarse de su aprisionamiento.
El joven campista salto el círculo y corrió hacia donde se escuchaban los gritos seguido por John y Dean que le había pasado a su hermano a la niña, al darse cuenta de que estaba en brazos de Sam, se quedó inmóvil.
Justo en el momento en el que el ser iba a atacar al campista, el hombre de cabello oscuro le disparó una bengala directo al estómago provocando que éste se incendiara y muriera quemado.
Fueron a la cueva más cercana y ahí encontraron varios cadáveres y dos hombres heridos pero vivos, estaban colgados del techo por las muñecas, uno de ellos era el padre de la niña.
Cuando regresaron con los demás, la niña al ver a su padre se retorció en los brazos del alto muchacho que al levantar la vista se dio cuenta de que su padre asentía, por lo que la soltó.
Decidieron ir al pueblo para que los revisaran, los Winchester quedaron de alcanzarlos en un momento más.
En ese momento el chico comenzó a agarrarse la cabeza con ambas manos cayendo al suelo, el cazador le preguntó que le sucedía pero no recibió respuesta de su hijo que se doblaba del dolor.
—Está teniendo una visión, casi siempre se pone así, en un momento se le pasa—indicó su hijo mayor hincado junto a su hermano.
El hombre le preguntó si había algo que pudiera hacer para calmarlo pero el muchacho negó, solo esperar a que termine, el cazador sabía de las visiones de su hijo pero nunca había visto cuando las tenía.
— ¿Cuándo pensabas decirme que tú hermano se ponía tan mal, cuando empezó? —preguntó con voz fuerte y severa.
Ambos chicos lo miraron y se vieron entre ellos, Dean le explicó que primero habían empezado como pesadillas y después empezaron las visiones en el día, eran anticipadas por dolores de cabeza muy fuertes.
—Si algo así le pasa a tu hermano, Dean tomas el teléfono y me llamas de inmediato ¿entendiste? —exigió mirándolo a los ojos.
El muchacho ayudó a su hermano menor a sentarse y se volvió furioso hacia su padre.
— ¿Llamarte, es una broma? Te he buscado varias veces, cada vez que te vas y necesitamos algo, tengo más oportunidades de ganar la lotería a que tú me contestes el teléfono, siempre está el buzón de voz, pero claro imagino que eso no le pasa a Adam ¿cierto?—respondió molesto.
Le dijo que cuando habían tenido alguna emergencia, quiénes siempre los ayudaba eran los Holls o Bobby, Sam miraba el piso incómodo, en ese momento sonó su teléfono, era la voz de un hombre que preguntaba por John, el chico levantó la mirada y contestó que no sabía donde estaba su padre.
—Mira Sammy sé un buen niño y comunícame a papi, es hora de que los grandes hablemos… ahora —exigió el hombre en el teléfono.
El alto muchacho le pasó el teléfono a su padre que lo miraba cuestionando quién lo llamaba.
—Hola Johnny me llamo Azazel, sé que te preguntas quién soy pero solo te voy a decir que soy el responsable de que tu amada Mary se rostizara en el techo de tu casa hace algunos años. Me dijeron que me buscabas, por cierto mi hermano y yo hemos visitado algunos amigos tuyos, lamentablemente el Pastor Jim Murphy, no soportó nuestra visita y ya no está con nosotros pero estoy en Lincoln con otro de tus amigos y quiere saludarte—explicó el demonio mientras torturaba al otro hombre.
El cazador escuchó la voz de su amigo Caleb con el que había estado horas antes, el joven cazador le gritó que no le hiciera caso y que salvara a su amiga, John no entendía a que se refería.
—Quiero que me dejes de buscar o tu amigo y la linda Susan van a pasar a mejor vida, todo el que te importe va a morir—advirtió y después cortó la llamada.
Le preguntó a su hijo menor de que trataba su visión, el muchacho le contó que tanto Susan como Caleb morían mientras eran torturados por unos demonios, sus ojos eran diferentes. El patriarca les dijo que mientras él iba a Lincoln a ayudar a Caleb, ellos fueran a Lawrence con Susan. Le preguntaron si se iba a ir solo, si sabía que era una trampa, él cazador pelinegro asintió.
—No quiero que nuestros amigos mueran, tengo que parar esto, no me importa lo que tenga que hacer, quiero que ustedes tengan una vida normal, que formen una familia, un hogar, quisiera que Mary viviera…—dijo con lágrimas en los ojos.
Le hicieron prometer que se iba a cuidar, que no permitiera que lo matara, no les servia de nada muerto. El experimentado cazador inhaló hondo y retomando su pose de marine, les dijo que los veía después en casa de la mujer.
—Dean deberías de arreglar ese maldito coche o se oxidará, de haber sabido que lo ibas a arruinar no te lo habría regalado—lo regaño ante la mirada sorprendida del joven rubio y la divertida de su hermano, el cazador subió a su camioneta y se marchó.
—Vamos a revisar que esas personas lleguen bien al pueblo y vamos con Susan—dijo su hermano.
Pero se dio cuenta de que su hermano mayor seguía parado en el mismo lugar, le recalcó que su padre les había dado un trabajo y debían terminarlo. Dean le preguntó que le pasaba, no estaba bien, le preguntó si quería conducir.
—Nunca me has permitido conducir el Impala, sé que estás preocupado pero estoy bien, solo necesito ir a Lawrence a ayudar a Susan, Dean tenemos que irnos ya ella nos ha tratado como sus hijos, es lo más cercano que tenemos a una madre…—dijo comenzando a exaltarse, trataba de evitar que las lágrimas rodaran por su rostro.
El rubio trataba de calmarlo, le prometió que en cuanto terminarán se marchaban y todo iba a estar bien, tenía que sacar lo que llevaba dentro o lo iba a consumir era como un barril lleno de pólvora que en cualquier momento podía estallar, el otro chico le preguntó como le hacían él y su padre para que no les afectara, por qué lo hacían.
—Yo estoy bien—respondió encogiéndose de hombros, estaba acostumbrado a esconder sus sentimientos bajo su actitud cínica. —Ok nuestra familia está fastidiada pero saber que ayudamos a otros Sammy lo hace más soportable además de matar tantos diabólicos hijos de puta como pueda—continuó mientras iban al pueblo.
Cuando llegaron la niña corrió y se arrojó en sus brazos, Dean de inmediato la levantó y le preguntó como estaba su papá.
—Papito está bien gracias a ti y a tu papi…y a él—dijo señalando a su hermano que le sonrió, desde que llegaron era la primera vez que sonreía el muchacho.
La niña le dijo que era su héroe, como Superman aunque no trajera su traje o su capa pero el muchacho negó con la cabeza.
—No cariño, yo no uso ni shorts ni mallas, además Superman es gay, soy Batman ¿verdad Sammy, quién soy? —dijo sonriéndole y le guiñó un ojo.
El otro muchacho solo volteo los ojos y asintió.
—Ya, eres Batman—respondió sarcásticamente moviendo la cabeza. —Pero yo conduzco ésta vez el Batimóvil—le comunicó a su hermano, no sabía quién era más infantil si la pequeña o su hermano mayor.
La niña los besó a ambos y fue con su padre, Dean le lanzó las llaves del auto al otro muchacho y se marcharon.
Las dos mujeres habían llegado a Lawrence, la noche anterior alrededor de las nueve, en el trayecto le contó a su hija los planes de sus abuelos, la chica le dijo que el crucero podía ser divertido pero ir a casa de ellos en Inglaterra, se le antojaba de lo más aburrido.
—Bueno Dy, toma en cuenta que tiene mucho que no los ven, además en Londres hay muchos museos y cosas divertidas para visitar, a lo mejor va también tu tía Charlie, con ella siempre se divierten, pueden montar a caballo y también está tu tío Richard—decía tratando de animarla, su hija adoraba los caballos.
La joven comentó que para que quería más museos si la casa de los Hollstington allá parecía uno, además el hermano de su padre seguro estaría trabajando todo el tiempo y no tendría tiempo para ellos sin contar que la comida era horrenda.
—Vale pero puedes pedirle a tu hermano que te prepare algo, piénsalo y cuando lleguemos deciden los dos que quieren hacer, trata de dormir un poco—aseguró su madre sin quitar la vista del camino.
Cuando llegaron Tom salió disparado a recibirlas, estaba desesperado, el hombre ya lo tenía aburrido con sus reglas de etiqueta y la explicación sobre el titulo y que cuando su abuelo muriera el muchacho lo iba a heredar, etcétera.
—Ma…dime que no tenemos que ir—pidió en voz baja.
Su madre le contestó que lo hablara con su hermana y la decisión era de ellos, ella iba a estar de acuerdo en lo que quisieran hacer.
La mujer entró en su casa seguida de sus hijos, la pareja sentada en el sofá la miró detenidamente.
Su suegro era un hombre de 80 años, atractivo aun para su edad, de cabello blanco con algunos mechones oscuros lo mismo que su barba y bigote, Jim había heredado sus ojos y su sonrisa, vestía de manera formal, siempre usaba traje de 3 piezas. Su esposa era una mujer elegante, rubia con ojos azul claro al igual que su hija Anne, se parecían mucho, era muy guapa pero bastante arrogante al igual que el hermano mayor de su marido, Susan nunca fue bien aceptada por ellos, nunca les pareció lo bastante buena para su hijo o su hermanito sin contar que la culpaban por la decisión de James de renegar de su apellido al cambiarlo.
La única persona en esa familia que no la trataba como si fuera inferior, de hecho se llevaban bastante bien, era su cuñada Charlie como llamaba Susan a la hermana menor de James.
Desde el principio habían congeniado, era de carácter muy parecido al de su hermano James, dulce y paciente, siempre tenía una palabra amable para todos, ella a diferencia de James que era americano había nacido en Inglaterra al igual que su hermano mayor. Era veterinaria y estaba especializada en la crianza de caballos, los amaba al igual que Dianne, en Lincoln cerca de Lawrence tenía un rancho con su marido donde se dedicaba a esto.
Su cuñado Richard había estudiado Administración de empresas y él era quién manejaba las empresas de la familia Hollstington desde que su padre se retirara unos años atrás, era audaz, astuto y brillante, tenía un instinto para los negocios, de temperamento fuerte, frío, manipulador y severo, no aceptaba errores pero con las mujeres era conocido por su impecable educación y caballerosidad, de sonrisa encantadora por lo que era considerado como un hombre cautivador, años atrás había estado casado pero su obsesión por el trabajo lo llevó al fracaso de esa relación.
Charlie estaba casada con Caleb, heredero de una de las mejores familias en Estados Unidos, que a diferencia de la esposa de su hermano era bien aceptado por la familia, era uno de los mejores amigos de John Winchester y quien lo veía como su hermano menor y un excelente cazador.
—Buenas noches Alexander, Katherine, espero que hayan tenido una feliz navidad y que su travesía hasta Lawrence haya sido placentera—saludo educadamente la cazadora.
La mujer mayor la ignoró y se dirigió directamente a su nieta quién estaba acariciando al cachorro que había corrido hacia ella en cuanto la vio entrar.
—Dianne Nicole que grande estás ya, cada día te pareces más a tu padre tienes sus ojos, lástima que tu gusto por la moda sea algo… campirano—aseveró mientras la revisaba de arriba abajo con desaprobación.
La muchacha acarició al animalito en el suelo, trato de sonreírle y no poner los ojos en blanco, tanto ella como su hermano odiaban como trataban sus abuelos a su madre.
— ¿Cómo estás abuela? Ha pasado bastante tiempo desde que nos vimos la última vez—la joven trataba de no sonar sarcástica.
La pareja besó a su nieta en ambas mejillas, a pesar de aparentar frialdad, la verdad es que adoraban a ambos chicos, sin contar que eran sus únicos nietos.
La pareja les contó a los muchachos sus planes, pasarían el fin de año en un crucero por el caribe que duraba 18 días, “El Queen Mary 2”, que partía de Nueva York y llegaba a Southampton en Gran Bretaña, donde estarían hasta el 23 de enero, fecha en la que regresarían en el avión privado de su abuelo. Le dijeron a la joven que ya habían hablado con el rector de la universidad sobre su ausencia, después de un rato ambos aceptaron acompañarlos.
Mientras Susan los observaba platicar sobre los detalles del viaje, vino a su memoria cuando James les comentó a sus padres su decisión respecto a Tommy catorce años atrás.
Flashback
Ambos le habían dicho que no tenía por que tomar esa responsabilidad después de todo el niño no llevaba su sangre, podía darles a los abuelos de éste una cantidad para que vivieran decorosamente, al escuchar ese comentario el detective montó en cólera, esa noche su marido y su suegro tuvieron una terrible discusión.
—No puedo entender como tú y mi madre, se dicen personas caritativas y no pueden o no, más bien no quieren aceptar en su familia a un niño que ha perdido a sus padres, al cual conocen desde hace años. Por Dios padre conociste a los Parker, le pusieron tú nombre a su hijo, además no les estoy pidiendo su consentimiento solamente les estoy avisando de mi decisión—anunció molesto, sus ojos verdes llameaban de furia.
El hombre le gritó a su hijo que si esa era su decisión, se podía olvidar de su herencia a lo que el hombre más joven le contestó que el dinero era algo que jamás le había interesado pero estalló cuando lo comparó con su estirado hermano y le pidió que se marchara de su casa.
Cuando el hombre mayor se marchó, Jim escuchó un ruido detrás de él, en el momento que giró la cabeza vio al chico parado en la sala con lágrimas en los ojos.
—Pa ¿Por qué el abuelo Alexander no me quiere, hice algo malo? Últimamente siempre está enojado conmigo ¿es por qué te digo papá? Puedo volver a llamarte tío Jim como antes—preguntó inseguro el jovencito.
El detective abrazó al niño frente a él, tomó su rostro entre sus manos y le limpió las lágrimas con sus pulgares.
—No has hecho nada malo Cachorro, solo es un anciano necio dale tiempo y no puedes volver a llamarme Jim, para ti jovencito soy papá —dijo muy serio pero su expresión se suavizó. — ¿Qué te parece si le preguntamos a mamá si nos puede hacer una pizza para cenar? Y no quiero saber que espías las conversaciones ajenas ¿Ok? —dijo guiñándole un ojo y alborotando los negros cabellos.
El hombre no entendía como sus padres podían tener el corazón tan duro y ser inmunes al encantó del jovencito pero en eso se equivocaba, no lo eran y pronto se dio cuenta ya que no pasó mucho tiempo en que la pareja aceptara al chico como su nieto.
Época Actual
La cazadora escuchó que la llamaban, al levantar la vista vio que los cuatro la miraban interrogantes.
—Te comentaba Susan que mañana tenemos que salir temprano para Nueva York, antes de tomar el crucero debemos hacer algunas compras ya que los chicos necesitan ropa… digamos que más apropiada para el viaje—dijo su suegra, la cazadora le sonrió políticamente y asintió.
A la mañana siguiente un chofer uniformado pasó a recogerlos, cuando se despidieron ambos muchachos le preguntaron si iba a estar bien, no los hacía muy feliz la idea de dejarla sola.
—No se preocupen voy a estar bien, seguramente voy a pasar año nuevo con Bobby y los Winchester, ustedes diviértanse y sean pacientes con sus abuelos, hija no te preocupes yo cuido de Apollo y por favor saluden de mi parte a su tío —les recomendó su madre mientras los abrazaba.
Al verlos partir no pudo evitar sentir un nudo en la garganta, decidió que lo mejor era ponerse a trabajar ya que aunque en esas fechas no iba mucha gente al restaurante pero no podía confiarse.
Estaba por entrar cuando escuchó que la llamaban, al voltear para ver quién era no se dio cuenta de que un hombre se introducía en el lugar.
—Disculpe ¿es usted Susan Holls? Me dijeron que aquí la podía encontrar, necesito hablar con usted es referente a los Winchester—dijo el hombre rubio frente a ella.
La mujer lo invitó a pasar al restaurante alarmada por la seriedad en el semblante del hombre, le preguntó de qué se trataba, quería saber si John y los chicos estaban bien.
El otro hombre la sorprendió llegando por detrás y poniendo sobre su boca y nariz un pañuelo con cloroformo, ella trató de luchar pero pronto la oscuridad la envolvió.
Cuando los chicos en compañía de sus abuelos llegaron a Nueva York en el avión privado de los ingleses, se registraron en el hotel Waldorf Astoria en Park Avenue, su abuela le pidió al gerente que llamaran a varias tiendas incluidas Saks y Neiman Marcus, necesitaban ropa desde casual hasta de etiqueta para sus nietos. Una hora después comenzó a llegar personal de éstas cargados con todo tipo de ropa y accesorios para ellos, su abuela insistió en que desfilaran para ella, quería estar segura de que la ropa que escogieran era de su agrado.
—La abuela le acaba de quitar toda la diversión a ir de compras—susurró al oído a su hermano quién ya empezaba a fastidiarse de pasar toda la tarde probándose ropa. —Abuelo por favor, mamá dejo de escogernos la ropa hace muchos años, por Dios ya no somos niños ¿te parecen 22 y 27 suficientemente adultos? —rogó la joven al anciano que no podía negarle nada.
Una vez que escogieron su ropa, llegaron las costureras de las tiendas para tomar las medidas y hacer los ajustes pertinentes, quedaron de entregar la ropa a primera hora de la mañana.
Durante la cena su abuelo les informó que debían estar listos al día siguiente antes de las 11 de la mañana, tenían que salir rumbo al muelle ya que el crucero zarpaba a la 1 de la tarde.
Antes de acostarse llamaron a su madre pero al no obtener respuesta pensaron que seguro había salido y no llevaba consigo el teléfono por lo que acordaron intentarlo al día siguiente.
Antes de partir rumbo al barco llamaron nuevamente, el hombre al lado de Susan contesto el teléfono fingiendo la voz de ella.
—Hola ma…ayer te llamamos para avisarte que llegamos bien… nos lo imaginamos… en unos minutos salimos rumbo al puerto… deberías ver la ropa qué nos compraron los abuelos ¿Cuándo voy a usar tantos trajes o un esmoquin en Lawrence?...oh lo siento, no sabía que estabas ocupada… yo le digo, bye…te querem…—pero antes de que el muchacho terminara la frase se cortó la comunicación.
Dianne miraba a su hermano, mientras hablaba con su madre, su sonrisa se fue desvaneciendo, le dijo que no había sido un buen momento para llamar, parecía que su madre se encontraba ocupada y de mal humor, en ese momento su abuelo entró en la habitación para decirles que tenían que partir.
Dos horas más tarde sonó el teléfono de la chica, al ver el identificador sonrió, era Sam.
—Didi ¿Estás en tu casa?... ¿Donde?...hey gracias por despedirse…si no te preocupes, nosotros la cuidamos…si también a él…igualmente, adiós—se despidió el joven.
Su hermano lo miraba extrañado, le preguntó si sucedía algo, después de unos minutos el joven le contestó que tenía razón no podía ser su amiga la mujer que vio en Colorado ya que ella y su hermano se encontraban en un crucero por el caribe en compañía de sus abuelos.
Le dijo que Susan se encontraba sola en el restaurante, tenían que llegar lo antes posible para protegerla, no se imaginaban que llegarían muy tarde ya que la mujer ya se encontraba en manos del demonio de ojos amarillos.
Dean observaba a su hermano de reojo, se veía bastante preocupado, le dijo que tenían que idear con que pretexto iban a decirle a Susan que tenía que cerrar el restaurante e irse con ellos por unos días, la conocían y sabían que no iba a ser sencillo, necesitaban una plan ya que no estaban preparados para enfrentarse a ese demonio…o a la mujer pelirroja.
Los chicos llamaron a Bobby para avisarle lo que estaba sucediendo, le dijeron que una vez que John rescatara a Caleb lo iba a llevar con él a Sioux Falls, el experimentado cazador les respondió que iba a investigar la forma de que pudieran estar protegidos, tenían que tener cuidado ya que algo grande se aproximaba y ellos y su padre estaban en su camino, le preguntaron a que se refería.
—Cualquier otro año escucho de 3 cuando mucho 4 posesiones, ahora me he enterado de 27, cada vez hay más demonios entre nosotros, viene una tormenta y ustedes y su papi están parados justo donde va a pegar, llámenme cuando estén con Susan—pidió el cazador.
Para cuando llegaron Azazel ya había estado torturando a la cazadora, ambos chicos encontraron la puerta del lugar abierta pero el restaurante estaba desierto, ni siquiera había señales del dorado cachorro, lo recorrieron de arriba abajo sin encontrar rastros de ella pero al entrar en la casa la vieron pegada contra una pared, se veía mal tenía varios cortes y golpes.
—Vaya vaya parece que tenemos compañía, Dean y Sammy Winchester pasen ¿Qué papi no vino con ustedes? Muy mal, ya ves Susy creo que Caleb es más importante para John que tú—dijo de manera burlona.
Los muchachos entraron en la habitación, el menor le arrojó a la cara agua bendita pero lo único que logró fue que el hombre soltara una carcajada, le explicó que por ser de un nivel superior a los demonios comunes eso no le afectaba, preso de la rabia trató de apuñalar al hombre pero éste con un movimiento de su mano lo desarmó arrojándolo contra un librero, en ese momento se giró para enfrentar al otro muchacho, le dijo que si intentaba algo contra él, su hermanito, su padre y la mujer se morían, minutos después ambos muchachos estaban inmovilizados contra una pared, le preguntaron por qué hacía esto, por qué a ellos.
— ¿Quieren saber por qué maté a mami, Sammy? Estaba en mi camino, tengo planes para ti, tú hermana y otros niños como ustedes—respondió Azazel mirando el dolor en los ojos del joven.
— ¿Acabaste con el monologo? Por qué estoy comenzando a aburrirme —dijo sarcástico el chico mayor.
El demonio ladeó la cabeza y lo miró burlonamente.
—Es gracioso, es parte de tu modus operandi ¿Verdad Dean? Ocultas el dolor, ocultas la verdad tras esa máscara, tú luchas y luchas por los que amas pero la verdad es que no te necesitan no tanto como tú a ellos, Sam siempre ha sido claramente el favorito de ellos, de John aún cuando discuten le preocupa más de lo que jamás te ha demostrado a ti o a tu hermanita—respondió sonriendo mientras comenzaba a torturarlo a él y a la mujer.
Sam comenzó a recitar un exorcismo en latín pero su hermano lo interrumpió ordenándole que se callara, el chico lo miró asombrado, el demonio divertido le dijo que le hiciera caso a su hermano mayor, antes de desaparecer les dijo que había sido una advertencia, que le dieran sus saludos a su padre y que no olvidara lo que le había dicho.
En cuanto desapareció los tres cayeron al suelo, Sam corrió a ver a su hermano pero éste le dijo que estaba bien que fuera con Susan, Sam le informó que estaba en mal estado ya que sangraba mucho, ésta lo miró a los ojos y Sam le preguntó a su hermano por que no lo dejó matarlo, le reclamó que ella casi muere por su culpa al igual que había muerto su madre.
—Sammy no es tu culpa esto o lo de Mary, no sé quién es ese desg… pero no te vas a sacrificar por mi, Dean lo que dijo no es verdad, tú y tu hermano son como mis hijos, tu padre los ama a los dos…Sammy júrame que nunca vas a volver a intentar una estupidez como esa…Sam—exigió la mujer aferrándose a su chamarra.
El joven le contestó que no podía prometerle algo que sabía que no cumpliría, que lo sentía mucho pero en esto no la iba a obedecer aunque lo moliera a golpes le dijo sonriéndole pero en sus ojos había lágrimas.
—Testarudo como tu padre…sabes niñito lo que pienso de la indisciplina…voy a darte una paliza…aunque tenga que subirme en un banco —dijo respondiendo su sonrisa tratando de reír pero su cara se crispo del dolor.
El castaño joven se rio del comentario, le dijo que no se preocupara él se podía arrodillar, la mujer comenzó a toser sangre y a cerrar los ojos, le dijo que estaba muy cansada, el muchacho la llamaba y le decía que la iban a llevar a un hospital, que tenía que aguantar, la cargó y la subió en el asiento trasero del Impala.
Dean conducía a toda velocidad rumbo al hospital más cercano, llamaron a Bobby para que le avisara a su padre, el cazador preguntó por el estado de Susan, les dijo que Caleb estaba con él y su padre iba para allá.
— Bobby Susan esta bastante mal, cualquier cosa te avisamos—dijo Sam cortando la llamada. — Dean hemos intentado cazar a éste demonio desde que tengo memoria y tuvimos una oportunidad, si me hubieras dejado lo hubiera matado, esto es lo que papá quiere y tú también lo querías—reclamó el joven a su hermano.
—No me importa lo que papá quiera ¿desde cuándo te importa lo que él quiera? tú y papá son más parecidos de lo que pensaba, los dos no pueden esperar para sacrificarse por ésta cosa, lo peor es que yo voy a ser quién los entierre, lo vamos a matar pero no era el momento Sam, ustedes son todo lo que tengo y no quiero perderlos—dijo sin quitar la vista del camino mientras las traicioneras lágrimas rodaban por su cara, el muchacho estaba asustado pero trataba de aparentar fortaleza.
Al llegar al hospital la cazadora ya iba inconsciente, explicaron que habían entrado a robar al restaurante y que cuando ellos llegaron los asaltantes los atacaron y huyeron, los revisaron a ambos y curaron sus heridas les pidieron que esperarán en lo que salía el doctor para informarles del estado de ella.
Momentos después llegó John justo cuando salía un hombre rubio de ojos color azul-verdoso preguntando por los familiares de la señora Holls, se presentó como el Dr. Kenneth Warrington, Los cazadores le explicaron que sus hijos no estaban en el país pero que eran como su familia.
—La señora tiene varios cortes y perdió mucha sangre, dos costillas y una pierna rota, tiene una contusión en hígado y riñón lo peor es el edema cerebral, no sabremos si hay secuelas hasta que despierte…si despierta, voy a serles sincero en estos casos no hay muchas esperanzas, lo siento su estado es bastante grave —explicó el atractivo galeno con un marcado acento británico.
Les dijo que la habían puesto en una habitación privada y que podían pasar a verla después de decirles esto se marchó, comenzaron a discutir sobre si debían avisarles a sus hijos pero Sam les dijo que ella le había pedido que no les dijeran nada a lo que John les respondió que tenían que respetar su decisión, debían esperar.
—Oye papá si los médicos no van a hacer nada, podemos buscar no sé, un curandero que venga a hacerle vudú, no podemos quedarnos de brazos cruzados y ver como Susan se muere—sugirió Sam.
Su padre le respondió que buscarían a alguien.
Después de varios días, la mujer no mostraba ningún cambio y los Winchester se estaban desesperando, la tensión cada vez era mayor. Bobby había llegado poco después que John, acompañado por Jo y Caleb. El más joven Winchester insistió nuevamente en buscar un curandero o un hechicero, pero su padre le dijo que no era tan sencillo.
—Entonces ¿nos vamos a quedar sentados viéndola morir? ¡Carajo papá, tenemos que hacer algo, además no quieres que les avisemos a Dianne y a Tom! Si se muere no te lo van a perdonar nunca, vamos papá tiene que mejorar…todavía no has pedido ayuda, ni lo has intentado ¿es que no vas a hacer nada, no dices nada?...esa mujer ha hecho mucho por nosotros ¿y vas a quedarte viéndola morir, que clase de amigo eres? —le gritó su hijo mayor.
John le había pedido a Sam que hackeara la cuenta de internet de su amiga y que chateara con los muchachos como si fuera su madre.
Tanto Bobby como los gemelos se extrañaron al escuchar al rubio joven levantarle la voz a su padre, no era propio de él.
—Cuida tu lenguaje y tu tono conmigo muchachito, voy a levantar hasta la última piedra para que Sue se cure, además tú no eres quién para juzgarme, Bobby necesito que me consigas estás cosas—respondió de modo de advertencia levantando un dedo hacia su hijo mayor.
Cuando su amigo leyó la lista se negó, le preguntó para que quería invocar a un demonio, el cazador le contesto que tenía un plan, su hijo menor de inmediato se puso furioso.
— ¿Susan se muere y tú tienes un plan? ¡Solo piensas en matar a ese demonio, te importa más que salvarla! —gritó el chico.
— ¡No te atrevas a decir como me siento no tienes idea, esto lo hago por ella! —contestó alterado.
Una enfermera entró en la habitación para pedirles que bajaran la voz pero ambos Winchester la ignoraron.
— ¡¿Cómo, explícame como la venganza va a ayudarla? Solo piensas en ti, es la misma obsesión egoísta de siempre! —seguía gritando el castaño joven.
— ¡Este demonio mató a tu madre y por poco mata también a Susan, si lo hubieras matado cuando pudiste, ella no se estaría muriendo! —respondió exaltado su padre.
— ¡Los hubiera matado a los tres! — Su hermano le había contado lo que el demonio le había advertido — ¡Vete al infierno! —gritó su hijo menor antes de salir de la habitación seguido de su hermana que trataba de calmarlo.
La enfermera le dijo al alterado hombre que si no dejaba de gritar iba a llamar a seguridad para que lo sacaran del hospital, él se disculpó y prometió que no se repetiría.
El otro cazador lo jaló para hablar con él en privado, no quería que el otro muchacho lo escuchara, le dijo que sabía lo que tenía planeado pero que no iba a permitir que hiciera un trato, sabía que su amigo quería intercambiar su alma por la vida de ella, le dijo que le iba a pedir a Castiel que la curara.
El cazador de cabello oscuro llamó al ángel pero este no apareció, después de esperar Bobby le sugirió que él y Dean fueran a comer algo y a ducharse, si había alguna novedad él les avisaba, a regañadientes ambos Winchester se marcharon con Caleb.
Después de un rato el ángel apareció, cuando el cazador le explicó la situación él accedió, puso sus manos sobre la inconsciente mujer y una luz la iluminó, a los pocos segundos ella abrió los ojos y trató de inhalar pero el tubo en su boca se lo impedía, desesperada quiso jalar de él pero Castiel se lo impidió, le dijo que tenía que calmarse su amigo ya había ido por el médico.
El doctor después de retirar el respirador les pidió a los dos hombres si podían esperar afuera para poder revisarla. El viejo cazador se paseaba afuera de la habitación como león enjaulado sin hacer caso a los comentarios del otro quién trataba de tranquilizarlo, en ese momento se abrió la puerta y el doctor les indicó que ya podían pasar.
—No me lo explicó la inflamación desapareció, la contusión sano al igual que sus costillas, los signos vitales están normales, solo tiene una pierna rota debe de tener un ángel guardián—aseguró el médico sorprendido después de revisarla y hacer algunos estudios.
Se miraron entre ellos y asintieron sonriendo, después de que el galeno se fuera, Bobby le preguntó a su amiga como se sentía y si recordaba algo a lo que ella le contestó que estaba bien y en efecto recordaba todo pero dijo que tenía que fingir con los Winchester para que no hicieran preguntas, ambos estuvieron de acuerdo y le contaron la versión que habían dado al hospital, ella preguntó si sus hijos se habían enterado pero su amigo le respondió que John no había permitido que se les avisara y le contó lo que estaba haciendo el chico más joven con la computadora, ella asintió nuevamente y le agradeció al ángel su ayuda y él se marchó.
Ella le pidió a Bobby que no le dijera nada a sus amigos ya que quería sorprenderlos, cerró los ojos diciendo que iba a dormir un momento, cuando regresaron ellos comenzó nuevamente la discusión entre el chico más joven y su padre, estaban tan concentrados en eso que ninguno se percató de que su amiga ya no tenía ningún tubo conectado, la joven la miró sorprendida pero la mujer puso su dedo en la boca indicándole guardar silencio a lo que la muchacha accedió asintiendo.
—Hey chicos…podrían dejar de pelear trato de dormir—dijo ella sonriéndoles.
Los tres sorprendidos brincaron al escucharla, ya que no lo esperaban provocando que los otros cazador y la jovencita soltaran una carcajada, les explicó cuando estuvieron aparte que Castiel la había curado y que ella no recordaba nada de lo sucedido y le había creído la versión del asalto.
Sam se quedó en la habitación mientras los otros hombres salían para arreglar los papeles del seguro ya que ella insistía en que John no tenía por que pagar el hospital, la muchacha fue a la cafetería por un café para su padre y a que Bobby comiera algo.
—Hola…hum…sé que no he estado mucho por aquí pero nunca quise verte así, la verdad es que me asusta, tú eres siempre la fuerte, la que está ahí para todos y ahora saliste herida y solo quiero decirte que siento no haber estado para evitarlo… —se disculpó el joven esquivando su mirada.
La mujer sintió que aquel joven hombre de enorme estatura seguía siendo el niño dulce y tierno que conoció años atrás y le pidió que la mirara.
—Hey Sammy, ¿qué pasa? No fue tu culpa. Estoy bien y es lo que importa además ¿quién dice que ya no soy fuerte? Todavía le puedo patear el trasero al obstinado de tu padre—dijo provocando la risa del chico.
—Eso está por verse Sue—respondió el cazador aludido desde la puerta.
El temperamental hombre le sonreía mostrando los hoyuelos en las mejillas mismos que habían heredado sus hijos, verlo sonreír no era muy usual ya que el hombre era de carácter hosco excepto cuando estaba con ella.
Al día siguiente cuando Bobby y los chicos llegaron al hospital, encontraron al cazador y a la mujer platicando animadamente por lo que el muchacho mayor decidió hacerles una broma.
—Bueno papá, ya que tú y Susan ya se besaron antes y ahora pasaron la noche juntos ¿cuándo es la boda? Me va a encantar ver la cara de Tom cuando se entere, espero no tener pronto otro hermanito ya somos muchos —dijo pasando su brazo por los hombros de su padre con su acostumbrada sonrisa sarcástica al ver a ambos cazadores ruborizarse hasta las orejas.
—Ha ha, muy gracioso sabelotodo — sonriendo John le dio un golpe en la cabeza.
En ese momento entró el médico, cuando Jo lo vio de inmediato se sonrojó para sorpresa de Susan y disgusto de John, cuando Susan le preguntó cuando se podría marchar, él le informó que tenía que permanecer unos días más por seguridad ya que su condición había sido bastante grave y quería tenerla en observación y tenía que tomar las cosas con calma y guardar reposo, les explicó que tendría que llevar el yeso por 8 semanas.
— ¿Tengo que llevar está estúpida cosa, todo ese tiempo y estar inmóvil? Ni de broma Doc tengo un restaurante que atender y ¿puedo saber si por lo menos me puede quitar el maldito suero? —dijo exasperada.
El médico le explicó que todavía estaba con antibióticos para evitar una infección debido a lo sucedido por lo que tenía que tenerlo por lo menos 3 días más.
—Susan cálmate y deja que el médico haga su trabajo—le advirtió John en el mismo tono de voz que usaba con sus hijos.
La mujer cruzó los brazos y desvió la mirada molesta, el médico les explicó que después iba que tener que tomar fisioterapia por un tiempo para recuperar la movilidad de los músculos de la pierna.
—No se preocupe Doc, yo me encargo de que siga sus indicaciones al pie de la letra, Sue basta de hacer pucheros no seas niña, ya sé de donde lo heredó la Fierecilla— dijo John mirando a la mujer levantando una ceja esperando su respuesta.
—Ok vale ustedes ganan voy a guardar reposo y borra esa mirada de tu rostro John Winchester, si esperas que te conteste “Si señor” estás en un error por que no soy uno de tus hijos y no te atrevas a decir una palabra más— aseveró ella arrojándole a su amigo una almohada a la cara.
Cuando la dieron de alta Bobby se quedó con ella para ayudarla en el restaurante, ya que además de ser un buen cazador también era un excelente cocinero, John le pidió a su hija si podía quedarse con ella en la casa, se sentiría mejor si la ayudaba otra mujer.
Londres, Inglaterra
Mientras tanto del otro lado del océano, los chicos no se imaginaban lo que sucedía en su casa.
Al llegar a la enorme residencia de sus abuelos en las afueras de Londres se encontraron con varias sorpresas entre ellas la presencia de su tía Charlie que estaba enterada de lo que había sucedido con su marido y su cuñada ya que había hablado con él, le dijo que tenía que quedarse allá para evitar que sus sobrinos se enterarán de lo ocurrido.
— Hola muchachos ¿Qué tal el viaje, se divirtieron en el crucero? Vamos para que les muestre sus habitaciones y quiero que me cuenten todo, por cierto estoy muy sentida con ustedes dos ¿Por qué no nos han ido a visitar al rancho? Su tío Caleb y yo lo extrañamos—dijo mientras los abrazaba sin saber que la chica había estado en su propiedad acompañada de dos vampiros días atrás. — ¿Padre? — el hombre asintió y los llevaron a las caballerizas, ahí se encontraba una yegua color arena y a su lado un Bentley Continental GTC plateado.
Su abuelo les explicó que eran sus regalos de navidad, la yegua para ella y el deportivo para él, los chicos estaban asombrados y lo abrazaron emocionados, Anne les dijo que su tío los había escogido personalmente.
— ¿Dejó su trabajo para ir a escoger nuestros regalos? Es un milagro, tío Richard no deja de trabajar aunque se esté acabando el mundo — dijo sorprendido Tom volteando los ojos, su hermana se rio del comentario pero su expresión cambio en ese momento, al verla el muchacho hizo una mueca — Maldición, Monstruo dime por favor que no está parado atrás de mi — pero su hermana asintió sonriendo.
—Thomas no es de buena educación hablar mal de las personas ni maldecir frente a las damas y para tu información no paso todo el tiempo trabajando niño — dijo el aludido.
El muchacho se giró para verlo apenado por su comentario, esperaba ver la mirada reprobatoria del hermano de su padre pero en su lugar vio que el hombre le sonreía.
— ¿Qué, ninguno de los dos piensa darle un abrazo a su tío favorito? Anne pensé qué los hijos de James eran niños educados pero creo que están algo gruñones por no haber dormido su siesta —comentó a su hermana bromeando — Y no volteen los ojos que para nosotros siempre van a ser niños — Se anticipó al comentario que sabía iban a decirle ambos muchachos.
Ambos muchachos le sonrieron y se acercaron para abrazarlo, Richard Hollstington podía ser ante los demás un hombre frío y calculador para los negocios pero con los hijos de su hermano era todo lo contrario, era bromista y cariñoso ya que adoraba a los dos muchachos.
Richard David Hollstington era un hombre implacable dentro del mundo de los negocios, el apuesto hombre de cabellos oscuros salpicados por algunas canas y penetrantes ojos azules era conocido por su impecable forma de vestir y su severo proceder pero al mismo tiempo tenía fama de tener un carácter encantador con las mujeres por lo que era uno de los solteros más codiciados de Inglaterra.
Les sugirió que descansarán y al día siguiente podrían cada uno estrenar sus regalos.
Ambos jóvenes le respondieron que no estaban cansados y tenían mucho que platicarle dirigiéndose a la entrada de la casa pero a sus espaldas escucharon a su abuela que los interrumpió diciéndoles que debían descansar antes de la cena ya que habían invitado a varias amistades para presentarlos y darles la bienvenida, los tres voltearon los ojos ante la mirada reprobatoria de su hermano y tío.
—Tienes razón Madre voy a llevarlos a sus habitaciones, vamos chicos ya escucharon a su abuela, vamos para que duerman la siesta sean buenos niños y obedezcan—dijo tratando de que su madre no notara el sarcasmo en su voz, tomándolos de las manos como si fueran dos pequeños.
En el cuarto de Tom le dijo en voz baja que se cambiara por ropa de montar y que las encontrara en la habitación de su hermana pero que tuviera cuidado de que nadie lo viera.
Ya reunidos los tres bajaron las escaleras y se escabulleron rumbo a las caballerizas donde ya estaban ensillados tres caballos, montaron y los dos jóvenes siguieron a su tía a todo galope alejándose de la casona.
Ya lejos de la casa disminuyeron el paso, los tres reían mientras comentaban lo enojada que se pondría la mujer si se daba cuenta de su escapada, cuando llegaron a un pequeño lago desmontaron para que los animales descansaran y bebieran un poco de agua mientras ellos conversaban cuando escucharon una voz a sus espaldas.
— ¿Es una reunión privada o puedo unirme? —preguntó Richard quién aún estaba sobre su montura soltando una carcajada al verlos brincar por su inesperada llegada.
El hombre les contó de su más reciente afición: las motocicletas, lo cual provocó de inmediato el interés del muchacho, quién le hizo prometer que al día siguiente le enseñaría a conducir su más reciente adquisición.
—Está bien pero debes prometerme que ni tu abuela ni tu madre se van a enterar o los dos vamos a estar en problemas, sabes que ninguna de las dos estarían de acuerdo en verte en una motocicleta — Le dijo con una sonrisa de complicidad.
Después de dos horas decidieron regresar ya que tenían que arreglarse para la cena antes de que llegaran los invitados o de que su abuela se diera cuenta de la aventura.
Antes de bajar para la cena llamaron a casa, querían contarle a su madre sobre los últimos acontecimientos y preguntarle por los días que estuvieron chateando ya que sonaba diferente, era la primera vez que hablaban desde ese día antes de subir al barco ya que en año nuevo Bobby les había dicho que había salido a caminar, estaba nostálgica y los extrañaba.
—Hola mamá, Grandulón y yo te extrañamos… ¿Cómo va todo por allá?...Ya ¿Tú estás bien? En el chat sonabas rara…Estamos bien…¿Cómo pasaron año nuevo tío Bobby te dijo que llamamos?...Si en el barco las comunicaciones estaban medio mal…Hoy llegamos a casa de los abuelos y ¿Adivina que nos regalaron de navidad?...inténtalo te apuesto que ni en un millón de años adivinas el mío…una yegua se llama Delilah y a Tommy un Bentley deportivo…si mamá les dimos las gracias…si nos estamos portando bien…te queremos nosotros también y saludos a los Winchester y a tío Bobby bye—ambos muchachos voltearon los ojos por las indicaciones de su madre.
En punto de las siete los muchachos se encontraron con sus abuelos y sus tíos en la sala, los tres hombres vestían esmoquin negro y las mujeres vestidos largos.
El anciano no pudo negar que ambos jóvenes era bien parecidos, el traje negro resaltaba los ojos azul-verdoso del muchacho y la joven enfundada en un vestido color azul marino que destacaba la hermosa figura, su hijo había atinado en el apodo, su niña era una princesa, llevaba recogido parte de su cabello en una cascada de rizos rubios que caían desde la coronilla, pensó que solo le hacia falta un detalle, su regalo de cumpleaños.
El hombre mayor sonriendo le entregó un estuche de terciopelo negro, cuando la joven lo abrió su contenido le quitó el aliento, era una gargantilla de zafiros con diamantes con unos pendientes que completaban el aderezo, levantó la vista hacia su abuelo y lo miró con lágrimas en los ojos, le dijo que no podía aceptarlo era demasiado primero la yegua y ahora esto.
—Tonterías tú te mereces más que esto, ven deja que te lo ponga y no te atrevas a llorar por que vas a arruinar tu maquillaje—dijo quitándole de las manos el estuche.
Después de que su padre le abrochara la gargantilla, Richard se acercó a la muchacha y puso en sus manos un segundo estuche pero de menor tamaño, la joven lo miró interrogante.
— ¿No pensarás que olvide el regalo de mi sobrina favorita? Y no quiero lágrimas, espero que te gusten —dijo dándole una de sus poco usuales sonrisas.
La joven abrió el estuche y dentro había dos pulseras, una era el complemento del regalo de sus abuelos y la otra era una de oro blanco.
—Feliz cumpleaños preciosa—susurró mientras le colocaba en la muñeca el brazalete de zafiros.
Dianne le echó los brazos al cuello y se abrazó de él, le pidió a su hermano le guardará el estuche en su saco, cuando se separaron su tío se marchó a su despacho alegando que tenía que hacer una llamada de negocios ante la mirada molesta de su madre.
La joven les agradeció a ambos ancianos el presente y aceptó el brazo que le ofreció su abuelo, su hermano los siguió abrazando a las dos mujeres a su lado y caminaron al recibidor para atender a los primeros invitados que llegaban.
—Monstruo realmente estás hermosa jamás pensé que te diría esto, si alguno de esos imbéciles se trata de pasar de listo lo mato, papá tenía razón si eres una princesa…que después vuelve a ser un monstruo—susurro al oído y se rió por el puchero de su hermana.
A ambos muchachos les presentaron a varios jóvenes la gran mayoría solteros ya que sus abuelos tenían la esperanza de que algún día ambos se casaran con jóvenes de su misma posición y no con algún pueblerino de donde vivían.
Después de la cena, ambos le pidieron ayuda a su tía ya que estaban aburridos de los estúpidos jóvenes que no paraban de hablar de frivolidades o de los negocios de sus padres.
Acabaron refugiándose en la cocina ya que ninguno de los dos muchachos había cenado suficiente, la cena que habían servido no les había agradado.
—Grandulón por favor prepárame un sándwich de quesos y vas a hacerme muy feliz, me muero de hambre el pay de riñones no es mi favorito—le rogó su hermana sentándose en uno de los bancos del mostrador.
Su hermano aceptó y se quitó el sacó y le pidió a uno de los cocineros si le podía prestar un mandil, todos en la cocina lo miraron extrañados pero uno de ellos accedió y se lo entregó, después de un rato el muchacho les explicaba como preparar su famoso sándwich o sus hamburguesas, Anne observaba divertida la escena mientras saboreaba junto con su sobrina de su sencilla cena, cuando los tres terminaron les dijo que lo mejor era que regresaran a la fiesta antes de que alguien notara su ausencia pero antes de salir le pidió a todos en la cocina que no comentaran nada con sus padres o a su hermano.
Cuando salieron Anne se dio cuenta justo a tiempo de que su sobrino traía mostaza en la mejilla tomó una servilleta limpiándosela, la velada transcurrió sin ningún contratiempo y ya pasadas de las tres se retiraron a descansar.
A la mañana siguiente le preguntaron al mayordomo por su tío pero éste les comentó que había salido muy temprano para su oficina; durante el desayuno ocurrió un incidente incomodo para la joven.
—Ayer los observe platicando con varios muchachos ¿hay alguno que les agrade? Por cierto Dianne Nicole ¿Nunca volviste a saber de aquel joven tan agradable como se llamaba… Michael? —preguntó la mujer distraídamente mientras se servía sus huevos Benedictin.
La joven bajo la mirada y en el comedor se hizo un silencio incomodo, cuando la mujer quiso retomar el tema su hija la interrumpió tratando de cambiarlo.
—Estoy bien tía Charlie no te preocupes, si abuela volví a ver a Michael de hecho me pidió que me casara con él pero murió poco antes del aniversario de la muerte de papá—contestó fríamente. —Abuelo ¿Me puedo levantar de la mesa? Ya no tengo hambre—preguntó mirando al anciano a su lado, se notaba que luchaba por contener las lagrimas.
Cuando el hombre asintió se levantó y corrió a su habitación, no quería llorar frente a ellos, a pesar de haber pasado ya 8 meses el dolor de su perdida no había disminuido, su hermano quiso ir tras ella pero sintió una mano sobre la suya, cuando volteó a ver al dueño se encontró con la mirada comprensiva de su tía, supo de inmediato lo que quiso decirle y él solo asintió sentándose nuevamente.
La joven mujer se disculpó y fue tras su sobrina, sabía que necesitaba consuelo del tipo que solo una mujer le podía brindar. Después de un rato Anne regresó, les comentó que la había dejado un poco más tranquila pero que la muchacha quería estar sola.
— Ya se le pasara es muy joven todavía, pienso que estarían mejor si vinieran a vivir con nosotros un tiempo Alexander, como cuando Thomas estaba en Eton que por cierto no entiendo como tu padre permitió que lo abandonaras, no me gusta que mis nietos convivan con esa gentuza ni que esa mujer los haga trabajar en su restaurantillo— dijo sin levantar la vista y continuo desayunando como si nada hubiera sucedido.
La furia del joven no se hizo esperar, poniéndose de pie enfrentó a la mujer.
— ¿Quién demonios te crees que eres abuela, quién te dijo que mi hermana y yo queremos vivir aquí? Y para tu información dejé esa escuela por qué mis padres se dieron cuenta de que no era feliz y esa mujer como la llamas, es nuestra madre y no “nos hace trabajar” y lo de mi hermana ¿no te das cuenta de que está sufriendo, el amor de su vida murió? Como te vas a dar cuenta si tú en lugar de corazón tienes un pedazo…— antes de que pudiera continuar su abuelo lo tomó por el brazo y le propinó una bofetada.
El muchacho apretó los puños, tratando de contener la rabia que sentía ¿cómo se atrevía su abuela a hablar así de su madre o sobre los sentimientos de su pequeña hermana o su abuelo a pegarle? El muchacho se irguió en toda su estatura, desafiándolo a que lo volviera a intentar pero el hombre no se dejó intimidar por lo que no le soltó el brazo.
—Thomas Hollstington ya es suficiente quiero que en este instante te disculpes con tu abuela y quiero que te calmes ahora ¿entendiste? —dijo el anciano sacudiéndolo un poco al ver que el muchacho se rehusaba, Tom estuvo a punto de gritarle que su apellido no era Hollstington ni Holls sino Parker pero prefirió guardar silencio, el anciano levantó una ceja al ver el desafío en los ojos del joven y añadió —¿No fui lo suficientemente claro? Thomas más vale que subas a tu habitación y pienses en lo que hiciste, no tienes permitido salir de ella hasta que te disculpes debidamente—dijo encaminándolo fuera del comedor.
El muchacho estaba demasiado enojado y en lugar de hacer lo que le decía salió disparado a la puerta, se subió al auto nuevo y salió de la propiedad.
Se preguntaba ¿cómo se había atrevido el hombre a pegarle? Después de lo que dijo su abuela y para colmo quería que se disculpara con ella y cuando se niega, lo envía a su habitación como si fuera un niño desobediente de cinco años.
El muchacho poco a poco se fue calmando mientras el viento le alborotaba los negros cabellos, cuando miró el velocímetro se percato que iba a más de 200 kms por hora y en el lado incorrecto de la carretera, gracias a Dios que no se había encontrado con otro automóvil, disminuyo la velocidad y busco donde estacionarse.
Se bajo del convertible, se sentía nervioso al darse cuenta del peligro en el que se había puesto, sabía que cuando regresara ni su abuelo ni su tío iban a estar complacidos con su actitud, de pronto el teléfono en el auto comenzó a sonar y al contestar reconoció la voz de su tía, preocupada le preguntó en donde se encontraba y le pidió que no se moviera de ahí, ella iba en camino para encontrarlo.
Al poco rato vio un auto verde acercarse hacia donde se encontraba, era el Jaguar de la mujer, iba acompañada por el chofer de la casa que se detuvo a su lado, cuando se bajo del auto lo primero que hizo fue abrazarlo y ver que el muchacho estaba bien y le pidió al chofer que se regresara, ella retornaría en el coche del joven, cuando éste se alejó se volvió nuevamente al chico y le dio un tirón del brazo.
— ¡Muchacho estúpido ¿Qué pensabas al salir de la casa de esa manera? Nunca has manejado aquí y menos conoces las carreteras! —le gritó la mujer. —Lo que hiciste fue un arranque irresponsable de un mocoso malcriado ¿Qué pensaría tu padre de lo que hiciste? Si quieres que tus abuelos te traten como adulto, deja los berrinches y comienza a comportarte como uno—lo regaño severamente, en los ojos celestes de ella no había enojo pero si decepción.
Nunca le había hablado así, era extremadamente raro que ella levantara la voz, el joven avergonzado bajo la vista, la rubia lo miró y le levantó el rostro le dijo que cuando le hablaran no bajara la vista solo los niños hacían eso, le pidió las llaves del auto y le ordenó que se subiera del lado del pasajero.
Mientras conducía continuó hablando con él, entendía que estuviera molesto por como había hablado su abuela o por la bofetada recibida pero no se justificaba su proceder debía pensar antes de actuar, ahora además de disculparse con su abuela debía disculparse también con el hombre, sus palabras le recordaron a su padre tenía la sensación de estarlo escuchando a él, sus palabras le recordaron una situación similar con su padre muchos años atrás.
—Escucha Tom, eres muy joven y créeme el sabor del jabón o tu enojo por estar castigado con el tiempo se quitan pero las consecuencias por una mala decisión pueden dejar cicatrices que algunas veces no sanan Cachorro, tienes que aprender a controlarte, en muchas situaciones en el futuro vas a tener que tomar decisiones buenas y malas y sin autocontrol y disciplina vas a fallar, tienes que controlar tu temperamento y dejar las rabietas infantiles—dijo James con voz tranquila mirándolo a los ojos.
Dios eran tan parecidos que a veces dolía el escucharla meditó el joven, ya más tranquilo pensó en su abuelo le preocupaba la reacción del anciano cuando lo viera.
Cuando llegaron a la casa, el mayordomo les comunicó que Sir Alexander los esperaba en su estudio, cuando entraron lo encontraron sentado leyendo, en ese momento levanto la vista hacia ellos, se quitó los anteojos y se levantó.
— ¿Te encuentras bien Thomas, estás más tranquilo? —preguntó, al ver que el muchacho asentía, continuo con voz tranquila. —Bien, ahora espero que está sea la última vez que te escapas así, tu abuela está esperando en la sala ve a disculparte por la escena del desayuno y por tu comportamiento posterior, tu auto va estar castigado por hoy y tú vas a pasar el resto del día en tu habitación, tienes que aprender a controlar tu temperamento ¿Quedo claro? — le ordenó mirándolo a los ojos.
—Sí señor, lo siento no volverá a pasar — murmuró el joven y después de que el anciano asintió, salió e hizo lo que le había dicho.
Odiaba ser enviado a su habitación como cuando era adolescente a sus 27 años, debía de haber obedecido a su abuelo desde el principio, se podía haber evitado todo el asunto, estaba seguro que en cuanto el hermano de su padre se enterara de lo sucedido con seguridad se iba a enfadar bastante.
Dos horas más tarde escuchó que llamaban a su puerta, era el mayordomo para decirle que su tío lo esperaba en su despacho, el joven suspiró y se dirigió hacia allá, caminaba despacio como si fuera un hombre condenado a muerte.
En cuanto entró en la oficina el otro hombre le indicó que tomara asiento sin despegar la vista de la computadora frente a él, después de unos minutos su tío se dirigió a él.
—Me acabo de enterar del incidente de ésta mañana ¿Tienes algo que decir a tu favor, crees que actuaste correctamente? —preguntó viéndolo a los ojos.
Después de un momento Tom negó con la cabeza.
—Te agradecería que tus respuestas fueran de manera verbal —dijo Richard con voz fuerte.
—No señor —respondió en voz apenas audible.
—Ya, que bueno que estamos de acuerdo en esto, en efecto a pesar de las circunstancias tu proceder no fue el correcto, estás en tu derecho para enojarte por los comentarios de mi madre pero no hay disculpa para faltarle al respeto como lo hiciste o para hacer un berrinche y salir huyendo como si tuvieras 6 años, eres un adulto y espero que te comportes como tal, realmente pensé que James te había educado mejor —dijo muy serio pero cuando iba a continuar el temperamento del muchacho salió a flote nuevamente.
— ¡¿Qué les pasa a todos? La abuela insultó a mi madre y no le importaron los sentimientos de mi hermana pero para todos yo debía quedarme callado y bajar la cabeza como un buen niño, por Dios tengo 27 años, no soy un niño, ya no me pueden decir que hacer o decir además para todo mencionan a mi padre “¿Qué pensaría tu padre de tu proceder? Tu padre estaría avergonzado de como actuaste” joder como si realmente les importara lo que él hubiera pensado, les importaba un carajo, cuando murió la única que fue a su funeral fue tía Charlie! —gritó el muchacho levantándose de su asiento y apoyándose en el escritorio.
El hombre lo escuchaba impasible apoyando su cara sobre tres de sus dedos, cuando su sobrino terminó sorpresivamente comenzó a aplaudir.
—Bravo Thomas fue una gran demostración de la madurez de un hombre de 27 años ¿Terminaste o te falta tirarte al piso? —dijo burlonamente. —Me parece bien que tengas firmes convicciones y defiendas a tu familia pero esa no es la forma correcta, déjame darte un consejo, en tu vida vas a cometer muchos aciertos pero también muchos errores y lo importante es que aprendas de ellos, siéntate por favor —dijo de manera tranquila.
El enorme muchacho tomó asiento nuevamente, observó la cara del hombre frente a él, se veía bastante calmado como si su exabrupto de hacia unos momentos nunca hubiera ocurrido y estuvieran charlando sobre el clima pero por el brillo en sus ojos, Tom sabía que su tío estaba molesto, Richard sintió remordimiento ante el reclamo por no haber asistido al funeral de su hermano pero sus padres estaban devastados y no quiso dejarlos solos ya que ninguno de los dos estaban en condiciones de volar.
—Ya que podemos hablar en un tono más calmado, sin gritos, quiero tratar contigo dos temas el primero como te decía antes de tu colorido comentario, Anne me contó todo lo sucedido y me imagino que estás consciente que nuestra cita para enseñarte a andar en motocicleta queda suspendida mientras dure el castigo del auto, sé que piensas que eres muy mayor para que te castiguen pero para nosotros tú y tu hermana siempre van a ser unos niños; el otro asunto es precisamente sobre la muerte de mi hermanito, he notado que nunca hablas sobre lo sucedido y me queda claro que te molesta que lo mencionemos pero quiero saber algo ¿Por qué estás tan enojado, es contigo por no haber estado ahí o con él por haber muerto? —preguntó suavizando su tono.
Tom se sorprendió con la pregunta y guardó silencio, bajó la cabeza rehusándose a contestar, el mayor de los hombres se levantó y se sentó en la silla junto al muchacho, se daba cuenta que su sobrino tenía una lucha interna para mantener sus emociones bajo control y decidió no presionarlo, le dijo que podía contar con él siempre, no importaba en donde estuviera o la hora, si quería hablar o lo necesitaba no dudara en buscarlo, Tom asintió sin levantar la vista.
Richard lo observó durante un momento y en ese momento el enorme muchacho le recordó a aquel jovencito inseguro y temeroso catorce años atrás cuando ingreso como miembro de la familia, le pidió al chico que se levantará y sin pensarlo se puso de pie y lo abrazó.
—Lo digo en serio Tommy, cuentas conmigo siempre ¿Sabes que los queremos cierto? —le susurró al oído mientras le frotaba la espalda y el cuello tratando de relajar la tensión que irradiaba de su sobrino.
—Gracias tío Richard y nosotros a ustedes —murmuró en voz baja — Si tus empleados supieran que su severo jefe es en realidad lo contrario, jamás lo creerían —bromeó. — Ouch
—Ni se te ocurra mencionarlo mocoso —dijo tirando de su oreja — Qué no he olvidado tus gritos de hace un momento, recuerda que yo no soy tan condescendiente como tu abuelo y te aconsejo lo recuerdes la próxima vez que se te ocurra levantarme la voz, si vuelve a suceder no te va a gustar lo que va a ocurrir niñito, te trataría exactamente como un mocoso malcriado de 5, tu hora de dormir se recorrería a las 8 y no estarías fuera de mi vista ni cinco segundos, si no quieres que suceda piénsalo —advirtió sonriéndole.
—No te atreverías además ¿Tú, condescendiente? Todavía recuerdo la vez que me escapé de Eton, estuve castigado todos los fines de semana durante un mes y me hiciste encargarme de las caballerizas como parte del castigo sin contar la tunda que me diste —respondió levantando las cejas.
— ¿Quieres apostarlo? Anda mártir, vamos al comedor que ya es hora de cenar y no tarda tu abuela en mandar a buscarnos —comentó mientras salían del despacho.
Durante la cena estuvo observando a los muchachos y sintió un gran orgullo, ambos eran buenos chicos, nobles, responsables, leales, un tanto caprichosos, recordaba perfectamente el incidente que mencionó antes el muchacho.
Flashback
En cuanto le avisaron a Richard del colegio que su caprichoso sobrino no se encontraba en el campus, ordenó a su gente que lo buscaran, les dijo todos los posibles lugares donde el jovencito podría estar.
Finalmente después de varias horas lo encontró escondido en las caballerizas de la casa.
—¿Fue divertido escaparte del colegio? —le preguntó sentándose junto a él.
—No señor —respondió el jovencito en voz baja mirando al suelo.
Richard esperaba que lo mirara desafiante o más rebeldía no que lo mirara suplicante con los ojos brillosos por las lágrimas que pugnaban por salir, durante un buen rato estuvieron en silencio.
—¿Por qué no, acaso no es divertido desafiar las normas? —cuestionó incrédulo levantando las cejas pero el chico negó con la cabeza.
El trajeado hombre se puso de pie y le pidió que lo acompañara a su despacho donde estarían más cómodos para continuar hablando.
—¿Por qué lo hiciste, fue por desobedecerme o a tus padres? Ayúdame a comprender por qué un jovencito de 15 años decide exponerse saliendo del colegio sin avisarle a nadie ¿Qué sucedió que fue tan grave para que huyeras de esa forma? —Richard estaba empezando a perder la paciencia ante la negativa del chico a hablar.
—No quiero estar ahí, no me gusta el internado, ahí todos se burlan de mí por qué no soy inglés además de los …nada no importa, solo quiero volver a casa —susurró Tommy con voz apenas audible.
—Sé que no te gusta estar en un internado pero ya te explicamos que es por tu bien, puedes considerarte afortunado de poder asistir ahí solo unos cuantos son admitidos ¿qué ibas a decir, además qué?
El jovencito negó con la cabeza y se rehusó a decir más pero Richard quería saber que estaba ocurriendo para que su sobrino estuviera así por lo que continuó presionando hasta que el muchacho estalló.
—¿Por qué no dejas de fingir que te intereso? Si se querían deshacer de mi me lo hubieran dicho en lugar de mandarme lejos, tal vez es cierto lo que dicen —respondió el exaltado muchacho poniéndose de pie.
—Modera tu tono conmigo jovencito que no soy uno de tus amigos del colegio, escúchame bien Tommy sin importar lo imprudente o desobediente que seas éste al igual que Kansas es tu hogar y formas parte de nuestra familia, nadie se quiere deshacer de ti, Eton es una gran escuela por eso te mandaron a estudiar aquí ¿Qué es lo que se dice? —le explicó el inglés acercándose a él.
—Que soy tu hijo bastardo y como te avergüenzas de mi por eso me dejaste en Estados Unidos, otros dicen que solo soy un huérfano que recogieron por lástima ¿es cierto, soy tu hijo o realmente solo soy un recogido? Además no tengo amigos ahí —los ojos del jovencito denotaban el dolor que sentía.
—Quiero los nombres de los mocosos que te dijeron eso, voy a hablar con el director sobre esto. Ven acá niño tonto, me sentiría orgulloso de que fueras mi hijo pero desgraciadamente no es así, eres hijo de Susan y James —dijo resuelto el empresario inglés.
—Tampoco soy hijo de ellos—susurró el adolescente viendo nuevamente al suelo.
—Si lo eres, tal vez no creciste en su vientre pero si en su corazón al igual que en el de todos nosotros, eres parte de ésta familia y jamás vamos a abandonarte ¿entiendes? —dijo abrazándolo. —Y volviendo al asunto de tu escapada ¿piensas que lo que pasó con tus compañeros te da derecho a preocuparnos de ésta manera, a ponerte en peligro? El ser rebelde y desobediente solo demuestra lo inmaduro e irresponsable que eres ¿esa es la imagen que quieres que tengamos de ti? —lo regaño Richard tomando nuevamente su severa actitud separándose del muchachito.
El jovencito nuevamente negó con la cabeza.
—No te escuché Thomas.
—No señor.
—Entonces cambia tu actitud, eres muy joven aún pero para eso estamos los adultos, para ayudarte a que no repitas tus errores, aunque en ocasiones no te lo parezca todo lo hacemos pensando en tu bienestar, te queremos latoso —dijo revolviéndole el cabello.
—Y yo a ustedes, ¿tío Richard…vas castigarme verdad? —preguntó tímidamente.
—¿Tú qué crees, que haría James en mi lugar? —respondió conociendo de antemano la respuesta y sonrió al ver la mueca infantil del jovencito frente a él, era claro que a pesar de su altura seguía siendo un niño.
Al día siguiente Richard lo llevó de regreso al internado personalmente, tenía que hablar con el director de éste sobre lo que le había contado su sobrino.
Época Actual
Los días transcurrieron sin ningún otro contratiempo, los jóvenes pasaban el tiempo entre los paseos a caballo con su tía Charlie y las continuas visitas a la ciudad con sus abuelos.
Visitaron el edificio del Parlamento, la Torre de Londres, vieron el Big Ben, la Abadía de Westminster y la Catedral de San Pablo, su hermana quiso visitar también el Museo Británico y la Galería Nacional, cuando se acercaba el día de su partida quisieron ir de compras y las mujeres los llevaron a la prestigiada tienda Harrold´s, su abuela se había encargado de que ese día cerraran la tienda para su visita.
Les regaló más ropa y ellos además compraron algunos regalos para su madre, Bobby y los Winchester, además Dianne quería llevarle algunos recuerdos a su amiga Annabeth, tenía que contarle tantas cosas a su amiga de la infancia, también su madre le había encargado que le comprara su regalo de cumpleaños para Dean.
La joven estuvo tentada en comprar una camisa rosa, sabía que valía la pena el gasto solo por ver la cara que pondría el joven.
—Si piensas comprarla para molestar a Dean, piénsalo dos veces recuerda que es el regalo de mamá para él y no creo que ella aprobara tu elección hermanita—le dijo al oído Tom quién se imaginaba las intenciones de la rubia.
—Aguafiestas— contesto ella sacándole la lengua, finalmente dejó la prenda y se decidió por otra de color azul a rayas.
El día de su partida se despidieron de sus abuelos y de su tío y partieron rumbo al aeropuerto acompañados de Anne quién también regresaba a América.
En cuanto el avión aterrizó la impaciencia de los jóvenes era evidente ya que durante el vuelo su tía les había contado lo sucedido en su ausencia, les explicó que no les había comentado nada a petición de su madre.
Caleb fue el encargado de ir por ellos al aeropuerto y soportar el humor de sus sobrinos que lo apresuraban cada 10 minutos, por más que los trataba de tranquilizar diciéndoles que su madre se encontraba bien, era inútil.
Mientras tanto en el restaurante se desataba una pelea entre Susan y John.
—Demonios mujer ya estate en paz, no seas necia se supone que debes de estar en reposo y tener la pierna levantada, todo está listo para la llegada de tus hijos, en buen momento se le ocurrió a Sam darte las malditas muletas, te juro que si no te sientas te voy a amarrar a una silla, hablo en serio Susan—amenazó el hombre que la seguía por todo el establecimiento ante la mirada divertida de todos.
La pelirroja iba de un lado a otro del lugar checando que todo estuviera en orden para la fiesta de bienvenida de sus hijos, Bobby se había encargado de la comida, Jo de la decoración del lugar con la ayuda de Sam y tanto Dean como John de las compras.
—John no me molestes ya he descansado lo suficiente, Bobby ¿está listo todo lo que te pedí? Dean por favor podrías llevar a Apollo a dar una vuelta y llévate a tu papá contigo que me está poniendo de pésimo humor, Sammy sube un poco más el letrero y gracias a todos por su ayuda, Jo ¿me ayudarías a cambiarme? —pidió la mujer a la chica mientras trataba de evitar al cazador.
En ese momento Bobby y John la rodearon, el mayor de ellos le quito las muletas mientras el otro la levantaba pasando un brazo detrás de sus rodillas y el otro en su espalda dirigiéndose a la planta alta de la casa seguido de su hija que no pudo evitar reír por la cara de sorpresa de la cazadora.
— ¡Bájame en este instante John Winchester, chicos me serviría un poco de ayuda! —gritaba tratando de que el hombre la soltara mirando en dirección de los dos jóvenes Winchester.
Ambos se encogieron de hombros y le dijeron que no podían hacer nada en contra de la decisión de su padre tratando de no reírse del predicamento de la pelirroja.
—Por Dios Sue deja de moverte tanto que te voy a tirar ¿No pensarás que voy a dejar que subas las escaleras con las muletas? Lo siento mucho pero mientras no puedas valerte por ti misma al 100% yo estoy al mando ya después me matas si quieres, cuando acaben hija me llamas para que la baje —decía el cazador mientras se dirigía a la habitación de su amiga.
La depositó en la cama y salió deprisa antes de que le pudiera arrojar algo, cuando la joven cerró la puerta las dos mujeres se echaron a reír.
Una vez que se encontraron a solas, la mujer quiso hablar con la chica sobre su interés en su médico, le dijo que tuviera cuidado ya que el hombre le doblaba la edad y si su padre se enteraba que salía con él se iba a poner furioso además casi no lo conocía.
—No te preocupes Susan, Kenny bueno el Dr. Warrington y yo nos llevamos bien pero no es nada serio, además cualquier hombre con el que salga le va a parecer mal—decía la muchacha mientras la ayudaba.
Una vez que terminaron Jo llamó a su padre para que bajara a la pelirroja, al poco rato llegó Caleb con su esposa y los muchachos que entraron corriendo buscando a su madre.
La mujer abrazó a los dos muchachos asegurándoles que se encontraba bien diciéndoles que más tarde les explicaría lo sucedido.
—Mamá ¿Estás segura de que estás bien por qué no nos avisaron? En cuanto vea a ese… Winchester me va a escuchar…—pero al ver la cara de su madre la chica hizo una mueca —está atrás de mi ¿Verdad? — su madre asintió sonriendo.
Cuando se giró se encontró con John que tenía cruzados los brazos y la miraba divertido.
— ¿Me buscabas Fierecilla o te referías a otro Winchester? —dijo arqueando una ceja.
La joven estaba a punto de reclamarle el no haberles avisado lo sucedido a su madre pero su hermano le tapó la boca con su mano.
—Antes que digas nada mira a tu alrededor hermanita—susurró al oído—creo que mejor luego hablamos sobre nuestra madre y su incidente John, presiento que no es el momento—dijo dándole su mejor sonrisa.
La chica se dio cuenta de la decoración y del letrero de bienvenida para ellos así como de la gente reunida en el lugar, estaban varios de sus amigos de la universidad incluida Annabeth además de Bobby y los Winchester.
— ¡Qué cambio! ¿Didi en verdad eres tú? Te ves guapísima ¿No es cierto Dean? —remarcó Sam tomándola de la mano para hacerla girar.
Desde que la joven entró en el lugar el joven cazador no le había quitado la vista de encima asombrado por el cambio.
—Uh huh… se ve…increíble, este… bueno no está mal parece una chica—contestó el muchacho tratando de aparentar indiferencia.
— ¿Y qué soy Dean, un perro? Gracias Sam, vamos tengo que contarte tantas cosas y quiero que me cuentes qué ha pasado entre tú y Annabeth ¿Ya son novios?—dijo alejándose molesta del otro cazador.
Dean la siguió con la mirada pero no era el único asombrado del cambio, Jo también observaba detenidamente a Tom, esto no pasó desapercibido por ambos padres que solo se sonrieron.
Ambos jóvenes lucían bien ella vestía una chamarra de ante y pantalones negros con una blusa morada y él traje gris oscuro con delgadas rayas de un tono más claro y camisa también gris, atuendos muy diferentes a los pantalones vaqueros y las playeras que acostumbraban usar.
La mujer veía con orgullo a sus hijos no sólo eran atractivos también eran listos y tenían encanto con la gente por su carácter sociable y noble.
La velada trascurrió sin contratiempos poco antes de las doce se marcharon todos los invitados con excepción de Anabeth que platicaba animadamente con su amiga y con Sam además de Anne y Caleb que entablaban una discusión con la pelirroja y los otros dos cazadores.
A las doce en punto salió de la cocina Bobby con un pastel decorado con la figura de Batman y un letrero de Feliz Cumpleaños Dean, todos rieron al ver la cara de deleite del muchacho.
— ¿Qué? —preguntó incómodo el rubio.
—Pareces un niño de 6 y no un adulto que cumple 27 — contesto Caleb divertido por la cara del muchacho que había cerrado los ojos para pedir su deseo antes de soplar las velas del pastel.
—Yo algunas veces lo dudo Caleb—comentó riendo John viendo a su apenado hijo.
Después de partir el pastel el joven cazador se dedicó a abrir sus regalos, Anne y Caleb le dieron un equipo de sonido para el Impala, Sam y Jo varios discos de AC/DC y Metallica, John un cuchillo de cacería, Tom la colección de éxitos de Led Zeppelín y el cotizado disco versión de oro “Dark Side of the Moon” de Pink Floyd, Bobby un set de herramientas para mecánica, Susan la camisa azul que había comprado su hija en la tienda inglesa y al final se acercó la rubia con el suyo.
El muchacho la miró dudoso del contenido del paquete en sus manos, le pidió que lo pusiera sobre la mesa y para diversión de todos menos de la joven empujaba el paquete con un cuchillo, cuando su hermano le preguntó que hacía el muchacho le contestó que se aseguraba de que no fuera alguna alimaña.
—Sammy conociendo lo mucho que me quiere es capaz de regalarme una tarántula venenosa—provocando que tanto su hermano como la joven voltearán los ojos.
Cuando por fin se animó a abrir el regalo se quedó sin habla, todos lo observaban expectantes de saber el contenido al ver los asombrados ojos del muchacho que se giró para ver a la chica de frente.
—Dianne no sé qué decir…es increíble…Gracias—dijo mirándola con sus enormes ojos verdes.
— ¿Qué Dean, no es una tarántula venenosa? —contestó sarcástica la rubia.
El joven cazador se ruborizó hasta las orejas ante el comentario de la muchacha y las miradas de los demás en la habitación.
Sacó la prenda cuando le preguntaron cuál era el regalo y se las mostró, era una chamarra de piel color tabaco.
Tanto Susan como John sonrieron pero voltearon a ver a Bobby cuando comenzó a aplaudir y Caleb a silbar.
— ¡Bien hecho Pequeña! Es la primera vez que veo ruborizar a este niño, vaya forma de patearle el trasero ¿Qué pasa Dean? Creo que después de todo si te quieren—gritó el mayor de ellos al avergonzado joven.
Ambos le dirigieron al cazador una mirada de disgusto por el jocoso comentario, para distraer un poco la atención sobre su sobrina y el otro joven, Anne quiso hacer un anuncio que previamente había discutido con la madre de los chicos.
—Hey escuchen, ya que estamos todos reunidos Susan y yo queremos anunciarles algo más para celebrar bueno depende de la respuesta de Tom— dijo mirando directamente al joven aludido que las miraba interrogante.
La pelirroja miró a su hijo a los ojos y le dijo que era algo que querían tanto ella como James hacer mucho tiempo atrás pero que no se había dado el momento y ya había pasado demasiado tiempo y creía que ya era hora de poner las cosas en su sitio.
El muchacho seguía sin entender a qué se refería pero cuando iba a preguntarle ella le pidió la escuchara, le dijeron que había sido idea de su tío y la mujer inglesa le pasó un sobre con su nombre para que leyera los documentos dentro de éste.
Conforme los leía los ojos azules del joven se ensanchaban igual que su sonrisa, su hermana curiosa se acercó a él tratando de ver que decían pero cada vez que se acercaba el alto muchacho levantaba éstos fuera de su alcance.
Su madre le dijo que si estaba de acuerdo solo tenía que firmarlos para que fuera oficial y Anne los entregaría al día siguiente a su abogado, él de inmediato abrazó a las dos mujeres y pidió una pluma, Dianne les preguntó de qué se trataba.
—Es la documentación para cambiar legalmente su nombre y su situación legal en ésta familia, a partir de ahora ya es oficialmente Thomas James Hollstington Walker, también conocido como Thomas James Holls Walker hijo de James Nicholas Holls y Susan Walker de Holls—informó su tía sonriendo.
Caleb y Bobby salieron del bar con varias copas con champaña para brindar por el suceso que les entregaron a todos los presentes pero la copa de Susan fue interceptada por el patriarca de los Winchester.
—Lo siento Sue pero todavía estás con antibióticos y no es buena idea mezclarlos con alcohol —entregándole una copa con jugo a la molesta mujer.
—Te odio—exclamó la pelirroja.
—Lo sé—respondió John sonriendo.
Esto provocó otra discusión entre ellos, ella le decía que se metiera en sus asuntos y dejará de molestarla, era demasiado mandón a lo que él le contestaba que ella era latosa, necia, grosera y se quejaba de todo.
Dianne y Tom se miraron entre ellos y le preguntaron a Sam si habían estado así todo el tiempo a lo que tanto él como su hermano asintieron.
—Estaba pensando Sammy que de cómo actúan si papá no tiene cuidado van a acabar casados—comentó el rubio.
—Opino lo mismo eso si no se matan antes—contestó sonriendo mientras volteaba los ojos.
Esto provocó la risa de todos que veían como seguían discutiendo los dos cazadores con excepción de los hijos de la pelirroja a los que no les gustó nada la broma, en especial al enorme muchacho de ojos azules.
capítulo 13